Un equipo de científicos de la UNAM descubrió una nueva especie de araña violinista, oriunda del Valle de México, especialmente activa durante la temporada de lluvias.
Cobertizos, sótanos, libreros olvidados. Todos estos son sitios que las arañas violinistas toman como escenario para construir un hogar. En todo el mundo, existen 140 especies de Loxosceles, como se les identifica por su nombre científico. Sólo en México, contamos con 40 de ellas. De estas, la única característica del Valle de México acaba de encontrarse.
Estos arácnidos reciben su nombre coloquial por una mancha a la altura del tórax, que simula la silueta de un violín. Recientemente, una nueva especie de araña violinista se encontró en la Ciudad de México: un equipo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México la nombró como Loxosceles tenochtitlan, en honor al pasado prehispánico de la zona.
¿Cómo identificar una araña violinista del Valle de México?
A diferencia de algunas Loxosceles que se extienden en territorio nacional, esta violinista que habita en Ciudad de México, Estado de México y Tlaxcala, el patrón dorsal que simula un violín es perfectamente visible en esta especie.
La única manera de identificar Loxosceles tenochtitlan es observando sus estructuras sexuales por medio de un microscopio, ya que en realidad no es diferente físicamente de las demás especies de su propio género.
Una violinista nativa de la Ciudad de México
En la Antigüedad precolombina, Tenochtitlan fue el centro ceremonial más poderoso del Imperio Mexica. El nombre de la ciudad viene tres términos en náhuatl: tetl, que significa «piedra»; nochtl, que quiere decir «fruto del nopal»; y lan, que se traduce como «lugar». Esta capital mítica se cimentó en el actual Valle de México, por lo que los científicos de la UNAM decidieron hacer alusión a la misma con el nombre de la nueva araña.
Con respecto a este hallazgo, Alejandro Valdez-Mondragón, integrante del Laboratorio Regional de Biodiversidad y Cultivo de Tejidos Vegetales, destacó que esta investigación fue financiada desde hace tres años por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Gracias a esto, pudieron conducir un proyecto de investigación sobre la taxonomía de este arácnido, según destacó en Gaceta UNAM:
“Por medio de esta investigación, tratamos cuestiones de taxonomía, biología molecular, morfología y morfometría, conducta, distribución y otros aspectos relacionados con estas arañas; y la importancia de este trabajo es que, desde hace 35 años, no se había abordado la taxonomía del grupo en México”.
Según Valdez-Mondragón y su equipo, estas arañas son típicas de zonas urbanas o lugares ocupados por seres humanos, que curiosamente, son quienes les dan las condiciones óptimas para vivir. Ya sea en los residuos, cajas abandonadas o espacios con polvo les sirven para establecerse tranquilamente.
Esto es así porque la temperatura de estos espacios les es benéfica, así como la humedad y el acceso a comida que preparan los seres humanos. Además, las arañas violinistas cumplen una función ecológica importante: al alimentarse de ciertos insectos más pequeños, contribuyen al equilibrio de sus ecosistemas.
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¿Qué hacer para evitarlas?
No hay mejor forma de evitar un contacto con las arañas que la limpieza. Si se mantienen los rincones de la casa sin polvo, es más probable que no tiendan sus telarañas en ellos. De la misma manera, se recomienda que, durante el periodo de lluvias, se revise constantemente la ropa y los zapatos.
Las arañas violinistas son animales nocturnos y lejos de ser agresivas, la mayoría de las mordeduras ocurren durante encuentros accidentales donde la violinista siente la piel humana. Los machos de esta subespecie buscan a sus parejas durante la noche y en su camino, pueden enredarse entre las sábanas de la cama o esconderse detrás de estanterías empolvadas, por lo que se recomienda sacudir estas áreas para minimizar el riesgo de accidentes.
¿Qué hacer si te muerde una araña violinista?
El veneno de estos arácnidos puede llegar a ser letal en ciertos casos y produce marcas violáceas sobre la piel afectada. Lo más recomendable en caso de una mordida es asistir al médico de inmediato, para que pueda vigilar su evolución y prescribir antihistamínicos, sueros o desinflamatorios, según sea el caso.
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