Una nueva investigación indica que los dos extraños agujeros en la parte superior del cráneo del Tyrannosaurus rex probablemente lo ayudaron a regular la temperatura dentro de su cabeza.
Anteriormente, se pensaba que estos agujeros, conocidos como fenestra dorsotemporal, estaban llenos de músculos que le ayudaban a operar su poderosa mandíbula. Pero, según el anatomista Casey Holliday, de la Universidad de Missouri, algo no cuadró del todo.
«Es realmente extraño que un músculo salga de la mandíbula, haga un giro de 90 grados y recorra el techo del cráneo», dijo.
«Sin embargo, ahora tenemos muchas pruebas convincentes que había vasos sanguíneos en esta área», agregó. Al parecer, hay fosas o fenestras similares que se pueden encontrar en los cráneos de los diapsidos. Esta clase incluye no solo cocodrilos, sino también pájaros, lagartos y tuataras.
Se cree que estos extraños agujeros evolucionaron hace unos 300 millones de años.
Esta peculiaridad no se encuentra en todos los cráneos de dinosaurios. Sin embargo, los que la tienen incluyen tiranosaurios y pterosaurios.
¿Cómo inició el proceso de investigación?
Para comenzar a descubrir para qué servían estos agujeros, el equipo analizó diferentes cráneos de diápsidos para determinar cuáles tenían fenestras más similares al Tyrannosaurus rex.
Las similitudes más cercanas resultaron ser con los cocodrilos.
Por lo que, Holliday y sus coautores, William Porter y Lawrence Witmer de la Universidad de Ohio, y Kent Vliet de la Universidad de Florida, tomaron cámaras termográficas y fueron a estudiar un grupo de caimanes en un zoológico.
Debido a que los caimanes son de sangre fría, su temperatura corporal depende de la temperatura de su entorno. Esto significa que sus procesos de termorregulación son muy diferentes de los organismos de sangre caliente.
«Notamos que cuando hacía más frío y los caimanes intentaban calentarse, nuestra imagen térmica mostró grandes puntos calientes en estos agujeros en el techo de su cráneo, lo que indica un aumento de la temperatura», dijo Vliet.
«Sin embargo, más tarde en el día cuando hace más calor, los agujeros parecen oscuros, como si estuvieran apagados para mantenerse frescos».
Es por esta razón que los científicos pueden decir, con base en esta investigación, que no hay características osteológicas en el cráneo del tiranosaurio que indiquen que estos extraños agujeros eran sitios de fijación muscular. Asimismo, pueden inferir, según los caimanes modernos, que la fenestra podría haberse utilizado para regular la temperatura en el cráneo del Tyrannosaurus rex.
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Con información de Science Alert.