Cada 19 de febrero se celebra el Día Mundial de las Ballenas, una fecha para hacer conciencia de la importancia de los gigantes marinos.
Las ballenas son mamíferos asombrosos que aún guardan enigmas para la ciencia. Una de sus especies, la ballena azul, es el animal más grande del que se tenga conocimiento, y sigue desplazándose por los océanos. Así que, como no podría ser de otra forma, debía existir el Día Mundial de las Ballenas, una fecha para hacer conciencia de la importancia de estos gigantes marinos.
El Día Mundial de las Ballenas
A comparación de otros espacios en el calendario, destinados a la conservación y conciencia de especies de flora y fauna, el Día Mundial de las Ballenas tiene ya algunas décadas en su haber. Fue en 1980 cuando se asignó al 19 de febrero como la fecha para estos cetáceos.
La iniciativa llegó por parte de Greg Kauffman, fundador de la Pacific Whale Foundation. El propósito de establecer el Día Mundial de las Ballenas vino sobre todo motivado por la riesgosa situación de las ballenas jorobadas que viven frente a la costa de Maui, Hawái.
Aunque lo anterior fue el parteaguas, se decidió que el día iba a ser dedicado a las 57 especie de ballenas que se conocen. Por lo que, fuera de las jorobadas, esta es una fecha que rinde honor a los gigantes de nuestro tiempo.
¿Qué son las ballenas?
Las ballenas conforman un grupo de mamíferos marinos conocidos como cetáceos. Se diferencian de los peces por su sangre caliente. Respiran a través de pulmones y amamantan a sus crías.
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Estos animales se distribuyen por todos los océanos de la Tierra, por lo que han logrado adaptarse a las condiciones más duras del planeta. Por ejemplo, para soportar las bajas temperaturas, tienen una capa muy gruesa de grasa que las aísla del frío.
De acuerdo con Greenpeace, a las ballenas se les conoce como las “ingenieras de los ecosistemas marinos”, ya que ayudan a mantener la salud del mar.
La importancia de salvarlas
Las ballenas están entre los más animales que más afectados han resultado por diferentes prácticas humanas. En este sentido, la pesca y la acuicultora son de las principales amenazas que enfrentan estos cetáceos.
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El Instituto de Conservación de Ballenas explica que, entre otras cosas, las heces de las ballenas, por su abundancia en hierro, actúan como fertilizante, aumentando la productividad de pequeñas algas conocidas como fitoplancton.
Sin estos animales los océanos entrarían en un desequilibrio que terminaría por afectar a la vida del mar. Por eso, es esencial recordar que las ballenas son necesarias para mantener la salud del paneta.
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