BlueWalker 3: la preocupación de los científicos por un cielo de “estrellas artificiales”

Satélites, como BlueWalker 3, están ocasionando un fuerte malestar en la comunidad científica. El problema parece ir en aumento.

BlueWalker 3 es un satélite reciente, pues fue lanzado en septiembre de 2022. Forma parte de un ambicioso proyecto de comunicaciones 5G desarrollado por la empresa AST SpaceMobile. A la fecha, ya se le considera el mayor sistema de antena comercial jamás desplegado en la órbita terrestre baja.

«Estamos construyendo la primera y única red de banda ancha celular basada en el espacio y diseñada para conectar a la perfección los teléfonos inteligentes de uso cotidiano», dijo el portavoz de AST a Space.com. «Al conectar a la gente, pretendemos aliviar la pobreza, estimular el desarrollo económico, fomentar una sociedad digital diversa y salvar vidas».

Las intenciones de este equipo pueden ser plausibles, pero hay algo que no está agradando a los científicos: el intenso brillo que BlueWalker 3 emite. Al respecto, recientemente se publicó un artículo en Nature, donde los autores explican que este objeto artificial es uno de los más brillantes del cielo nocturno. El principal problema de esto, visto desde la perspectiva de los especialistas, radica en la obstrucción que representan estas tecnologías para las observaciones astronómicas.

Un cielo de “estrellas artificiales”

De acuerdo con Space.com, el caso de BlueWalker 3 está lejos de ser uno aislado. Los satélites Starlink de SpaceX han suscitado los mismos debates. Frente a esta creciente tendencia, la preocupación de los científicos es que el cielo nocturno está en camino a convertirse en uno de “estrellas artificiales”, dando lugar a una fuerte amenaza para los trabajos de los astrónomos.

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El asunto no parece quedar ahí, puesto que están proyectados varios satélites con las mismas condiciones de BlueWalker 3, incluso algunos más grandes.

«En este momento, esencialmente todos los satélites de la constelación son más brillantes que la recomendación de 7ª magnitud establecida por la IAU», detalló Siegfried Eggl, coautor del estudio, a Space.com. «Así que, en cierto sentido, todos son problemáticos. Su efecto agregado sobre el brillo del cielo es otro problema».

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A fin de mitigar el daño que esto hace al patrimonio científico y cultural, los expertos piden una mayor regulación y coordinación entre las compañías privadas y las agencias espaciales.