La temporada de cerezos en Japón se adelantó 12 días por primera vez en más de mil años, augurando una promesa oscura detrás del florecimiento rosa.
En Japón, la temporada de cerezos marca el inicio de la primavera. Después de largos meses de crudo invierno, el florecimiento pálido de los árboles es un indicador de un cambio de época desde hace más de mil años. Sin embargo, este año las fechas se adelantaron como una consecuencia del calentamiento global.
Un indicador del avance del cambio climático
La llegada precoz de la temporada de cerezos dejó sin aliento a los japoneses, quienes habían previsto las fechas para unas semanas más tarde. Por primera vez en 1,200 años, la primavera se adelantó en Japón, con una primavera inusualmente cálida para el país.
Los efectos son más notorios en Kioto, donde tradicionalmente se practica el Hanami: la observación de los brotes rosas. A partir de documentos históricos de la corte imperial japonesa, se sabe que la última vez que los cerezos retoñaron antes de tiempo fue en 1409. Desde entonces, el florecimiento se ha dado puntualmente —hasta hoy.
A pesar de los esfuerzos globales por reducir el impacto ecológico de la actividad humana, parece ser que el avance en el alza de las temperaturas no se ralentiza. Originalmente, las flores comienzan a florecer en marzo. Sin embargo, la fecha en la que alcanzan la plenitud históricamente es el 17 de abril. Hoy, sin embargo, la fecha se ha adelantado hasta el 5 de abril. Este año, sin embargo, llegó el 26 de marzo.
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Una primavera que llega 12 días temprano
De acuerdo con el científico climático, Micheal Mann, los cerezos han sido utilizados año con año para medir el avance del incremento en las temperaturas del país, particularmente a raíz de la actividad humana global:
«La evidencia, como el momento en que florecen los cerezos, es una de las mediciones históricas ‘proxy’ que los científicos miran para reconstruir el clima pasado», dijo el experto a The Washington Post.
A partir de archivos históricos relativos a los cerezos en Japón, los científicos se dieron cuenta de una tendencia clara: la prontitud del florecimiento de los cerezos está íntimamente relacionada con la aceleración de la primavera en todo el mundo. Por esta razón, se ha interpretado como un termómetro natural del calentamiento global.
De la misma manera, la deforestación para construir carreteras y urbanizar los campos japoneses ha aportado un calentamiento de 1.1 ° C y 2.3 días antes de la floración. En contraste, el calentamiento climático regional representa un 2.2 ° C de calentamiento y 4.7 días antes de la floración, de acuerdo con Science Alert.
A pesar de que los datos sólo responden a una familia de cerezos en específico, la venida precoz de la primavera en Kioto alarma a todo el país. En esta ocasión, llegó 12 días temprano. Se estima que en los próximos años, si la tendencia no se revierte, se adelante aún más.
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