Según un reporte de IFC, la capital mexicana cuenta con un potencial de inversión climática por 37,500 millones de dólares.
El combate al cambio climático -y, en consecuencia, el futuro del planeta- se debatirá en las ciudades. Con más de la mitad de la población mundial viviendo actualmente en zonas urbanas, las ciudades consumen más de dos tercios de la energía mundial y representan más de 70 % de las emisiones mundiales de bióxido de carbono. De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la forma en que las ciudades aborden el cambio climático será fundamental para los esfuerzos por limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, como se estableció en el pasado Acuerdo de París.
La construcción de un frente contra el cambio climático requiere de altas inversiones, lo que también implica el surgimiento de múltiples oportunidades de negocios. De acuerdo con Climate Investment Opportunities in Cities 2018, un nuevo informe de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), miembro del Grupo del Banco Mundial, las ciudades en los mercados emergentes cuentan con el potencial de atraer más de 29.4 billones de dólares en inversiones relacionadas con el clima en seis sectores clave para 2030.
El informe analiza los objetivos relacionados con el clima de las ciudades y los planes de acción en las seis regiones de mercados emergentes (Asia Oriental Pacífico, Sur de Asia, Europa y Asia Meridional, África Subsahariana, Medio Oriente y África del Norte, Latinoamérica y Caribe), identificando oportunidades en sectores prioritarios como edificios ecológicos, transporte público, vehículos eléctricos, residuos, agua y energía renovable. El reporte destaca los enfoques innovadores como los bonos verdes y las asociaciones público-privadas para atraer capital privado y construir resiliencia urbana.
Los edificios verdes representarán 24.7 billones dólares en oportunidades de inversión climática de las ciudades.
Existe un importante potencial de inversión en soluciones de transporte con bajas emisiones de carbono, como el transporte público que ahorra energía (1 billón de dólares) y los vehículos eléctricos (1.6 billones de dólares). Al mismo tiempo, la energía limpia (842,000 millones de dólares), el agua (1 billón de dólares) y los residuos (200,000 millones de dólares) aún son componentes esenciales del desarrollo urbano sostenible.
Según el CEO de IFC, Philippe Le Houérou, las ciudades son “la próxima frontera para las inversiones climáticas”. Para cumplir con la promesa de ciudades climáticamente inteligentes, sostiene el directivo, se necesitarán importantes cantidades de financiamiento privado para aprovechar los esfuerzos del sector público.
Ciudad de México, caso de estudio
La segunda región más urbanizada del mundo es América Latina y el Caribe. El ritmo al que crecen es acelerado. Las urbes latinoamericanas enfrentan fuertes presiones de vivienda, pues casi una cuarta parte de la región vive en asentamientos informales. Esta situación presenta una enorme oportunidad para el desarrollo de edificios verdes o ecológicos, así como para el sector del transporte, ya que las ciudades buscan desarrollar soluciones integradas para crecer de manera ordenada.
Las cifras hablan por sí mismas. IFC estima que América Latina y el Caribe cuenta con oportunidades de inversiones climáticas de alrededor de 5 billones de dólares hasta 2030.
La Ciudad de México fue seleccionada como caso de estudio en el reporte. La capital mexicana es una de las zonas metropolitanas más pobladas del mundo (21 millones de personas) y se considera que se convertirá en la décima ciudad más grande del planeta para 2030.
Se espera que la población de capitalina crezca 35 % entre 2016 y 2030, lo que requerirá un estimado de 50,000 casas nuevas cada año para satisfacer las necesidades de vivienda.
De acuerdo con estimaciones de IFC, la Ciudad de México cuenta con oportunidades de inversión por 37,500 millones de dólares en los sectores de edificios verdes (18,000 millones de dólares), vehículos eléctricos (7,000 millones de dólares), agua (6,000 millones de dólares), energía renovable (3,000 millones de dólares), transporte público (2,000 millones de dólares) y manejo de desperdicios (1,500 millones de dólares).
Nuestros esfuerzos para limitar con éxito el calentamiento global dependen de las ciudades.
Las decisiones tomadas por los gobiernos de los centros urbanos pueden generar un impacto directo e inmediato en las personas, quizá más que las políticas nacionales o internacionales. Esto es particularmente relevante para los mercados emergentes, ya que aproximadamente 60 % de las zonas que se prevén urbanizar para 2030 a escala mundial aún está por construirse, y gran parte de este crecimiento se producirá en estos mercados.
A medida que luchan para satisfacer las necesidades de sus crecientes poblaciones y afrontar desafíos como la vivienda, la contaminación del aire, la congestión y el acceso a la energía, las ciudades cuentan con la oportunidad de adoptar un enfoque ecológico y respetuoso con el clima para la urbanización e invertir en el transporte verde, edificios, y otras infraestructuras bajas en carbono.
Casi 9,400 ciudades se han comprometido a realizar más de 20,000 acciones junto con el sector privado para abordar el cambio climático en una variedad de sectores.
Aún es tiempo de combatir el efecto climático, y las ciudades, qué duda cabe, constituyen el principal frente de batalla. No hay alternativa.
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