Atrapado durante 100 millones de años en una celda ámbar, un escarabajo bioluminiscente volvió a brillar en la superficie.
No es extraño que los insectos brillen. De hecho, existen cerca de 3 mil 500 especies diferentes de escarabajos que emiten su propia luz en la oscuridad. De entre otros animales, los escarabajos bioluminiscentes son los más diversos en el mundo. Algunos de los insectos más famosos con esta característica son las luciérnagas y los escarabajos de fuego.
Sin embargo, estos insectos no son nuevos en la Tierra. Por el contrario, un nuevo estudio financiado por la Fundación Nacional de Ciencias Naturales y la Academia de Ciencias de China sugiere que llevan deambulando en el planeta por algo más de 100 millones de años. Un ejemplar atrapado en ámbar fue suficiente para corroborar esta suposición.
Una prisión de ámbar
Foto: Chenyang Cai
Son muy raras las ocasiones en las que fósiles de insectos prehistóricos se encuentran casi intactos. En el caso de este escarabajo bioluminiscente, las estructuras de todo el cuerpo se pueden apreciar como si 100 millones de años no hubieran pasado, como se muestra en la imagen.
Hoy se sabe que el brillo que emiten fue parte de un camino adaptativo para buscar pareja, y en el caso de algunas hembras, para atraer a machos despistados hacia fuentes de comida.
A pesar de la amplia diversidad de escarabajos brillantes que existen, la evolución de estas especies ha sido escasamente estudiada. Con respecto al hallazgo reciente de este fósil perfectamente conservado, el Dr. Chenyang Cai, investigador de la Universidad de Bristol y profesor asociado de NIGPAS, destacó lo siguiente:
“La mayoría de los escarabajos productores de luz son de cuerpo blando y bastante pequeños, por lo que tienen un escaso registro fósil. Sin embargo, este nuevo fósil, encontrado en ámbar del norte de Myanmar, está excepcionalmente bien conservado, incluso el órgano de luz en su abdomen está intacto ”.
Dentro de su prisión de ámbar en Myanmar, el hecho de que este escarabajo conservara sus estructuras sin mayores afectaciones da luz sobre el funcionamiento de su órgano bioluminiscente. En el caso de este macho, ejemplar adulto de Cretophengodes, queda claro que esta capacidad data de mucho antes de lo que se pensaba originalmente.
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Un primo lejano de las luciérnagas
Pareciera ser que, según los estudios de Chenyang Cai y su equipo, este escarabajo podría ser un pariente perdido de las luciérnagas. Extinto con el paso del tiempo, podría estar relacionado con las familias que persisten hasta nuestros días. El descubrimiento de este espécimen atrapado en ámbar proporcionó un vínculo a los científicos entre las familias vivas y aquellas que dejaron de existir hace millones de años.
Con esta nueva evidencia, será más sencillo catalogar los restos fósiles con los que se cuentan en la actualidad. Además de esto, podría profundizarse en el estudio de las especies con las que convivimos hoy en día, ya que son grupos heterogéneos y muy diversos. Por lo pronto, se sabe que la producción de luz se decanta de una adaptación evolutiva inusual, que pretende alejar a los depredadores causándoles confusión en medio de la noche.
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