No es una buena noticia que aparezca un ocelote albino en el Parque de la Conservación de Medellín, advierten los cuidadores: es evidencia de la deforestación.
La ocelote albino del Parque de la Conservación en Medellín no puede camuflarse. Por el contrario, es presa fácil por su distintivo pelaje blanco. Esto también limita su capacidad de cazar: aunque conserva la agilidad innata de los felinos, a los conservacionistas del refugio natural les inquietó su aparición hace un año.
Esta reserva para la vida en Colombia está pensada para preservar a ejemplares únicos, como esta hembra de ocelote albino. No tiene estructuras altas, y han trabajado en un sistema de iluminación modulada que no la lastime. De hecho, ha estado en recuperación desde su ingreso a las instalaciones, en diciembre de 2021.
Wn 2021, llegó en un estado muy precario a inspección, a causa de una enfermedad que, de acuerdo con los especialistas, es resultado de la deforestación Antioquía. Más de 170 hectáreas de bosques nativos colombianos desaparecieron en favor de la urbanización y el desarrollo agrario nacional. Éstas han sido las consecuencias.
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«No habría tenido posibilidades de sobrevivir»
La única ocelote albino de la que se tiene registro está ciega. Además, es muy pequeña. No porque sea joven, sino porque no alcanzó las dimensiones naturales de su especie al llegar al a edad adulta. De hecho, los biólogos colombianos confiesan que, cuando llegó a la reserva natural, pensaron que era una gata doméstica.
Cuando la analizaron con más detalle, pensaron que era una hembra de yaguarundí. A pesar de su incapacidad visual, la ocelote es capaz de cazar con sigilo, y conserva la agilidad innata de los felinos. Al ingresar a la reserva, la ocelote pesaba apenas 400 gramos. Sin embargo, con una dieta basada en carnes rojas y pollo, un año después alcanzó los 13 kilos:
«El individuo se encuentra bastante bien», explica a los medios locales Jorge Aubad, director del parque ecológico. «Ha ganado peso, y ha superado los mayores problemas médicos que tenía».
El biólogo asegura que, de haber permanecido en su entorno natural, «no habría tenido posibilidades de sobrevivir«. Sin embargo, gracias a que se adaptó un espacio específicamente para ella, ahora goza de buena salud. Entonces, ¿qué es lo que preocupa a los investigadores del Parque de la Conservación en Medellín?
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El síntoma de un malestar más grande
Los investigadores que atendieron a la ocelote albino creen que es posible que su madre la abandonara al nacer. Lo más probable es que prefiriese salvar a las crías sanas, sobre aquella que tenía pocas probabilidades de subsistir por su cuenta. Más aún: a causa de su ceguera, es posible que ni siqueira pudiera amamantarla bien.
Aunque a los biólogos les emociona trabajar con un ejemplar único a nivel genético, reconocen que esta ejemplar es un síntoma de un problema ecológico mayor:
“Varias publicaciones van a tener un tono celebratorio, pero no tenemos que estar contentos de que exista”, enfatiza la bióloga Catalina Díaz Vasco en entrevista con El País.
La preocupación se centra en que esta ocelote es evidencia de que existen altos niveles de consanguinidad en la población local. En otras palabras, hay cada vez menos individuos a causa de la deforestación y la fragmentación de su territorio, que han ocupado por miles de años. Sin embargo, las exigencias de actividades como el cultivo de café, la ganadería y la extracción minera han sido una prioridad en la agenda colombiana.
Como el hábitat está fragmentado, las familias de ocelotes tienen que aparearse entre sí, mermando la diversidad genética. Biológicamente , esto sugiere que la especie podría desaparecer en Colombia, aunque no está clasificada a nivel global como en peligro crítico de extinción. Por ello, el pelaje pálido de la única ocelote albino que existe es la última de las preocupaciones para los biólogos colombianos: el país se enfrenta a una pérdida ecológica mucho delicada.
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