Yacarés, carprinchos, ciervos de los pantanos, monos carayá y cientos de aves se muestran al viajero de manera increíble en este humedal argentino.
Yacarés, carpinchos, ciervos de los pantanos, monos carayá y cientos de aves se muestran al viajero de manera increíble en este humedal argentino que es un paraíso para el turismo ecológico, especialmente para los fotógrafos.
El yacaré, es símbolo inequívoco de la fauna de los fabulosos Esteros del Iberá, está acostumbrado a la presencia humana, abre sus enormes fauces y muestra una larga hilera de dientes filosos. Apenas parece reparar en los curiosos cuando empiezan a dispararle con las cámaras.
Esta región mesopotámica argentina resulta propicia para la proliferación de una muy variada fauna que incluye 360 especies de aves, 85 mamíferos, 45 anfibios y 35 reptiles. Más allá del yacaré, hay varios animales que han conseguido multiplicarse en los esteros a pesar de que son considerados especies en peligro de extinción y cuya supervivencia está seriamente amenazada en otros lugares de Argentina y el resto del continente Sudamericano.
Sin duda, esta riqueza faunística resulta el principal atractivo para los centenares de miles de visitantes que llegan anualmente a Iberá. (Lee: Pasea entre osos polares)
Dentro de los accesos, el más popular es el de la Colonia Carlos Pellegrini, un poblado de apenas mil habitantes que tiene conexiones terrestres con Buenos Aires a través de la ciudad de Mercedes. Este pueblo posee opciones de alojamiento mayores de casi 70 que tienen los esteros en su dilatada superficie.
Aguas que brillan
Antes de la llegada de los conquistadores españoles y portugueses esta región era habitada por la etnia guaraní. Fueron ellos quienes llamaron a estos esteros con el nombre de Iberá, que en su lengua quiere decir Agua brillante.
El brillo del sol se hace intenso sobre las aguas, en especial a mediodía.
Como se trata de aguas muy quietas, con muy poco movimiento, la luz solar se refleja sobre su superficie y puede ser extremadamente intensa, casi cegadora.
Más allá de sus aguas quietas y brillantes, la geografía de Iberá se caracteriza por los embalsados. Flotando a la deriva como si se tratara de colosales islas errantes. Los embalsados son el verdadero corazón de estos esteros, porque sobre ellos viven la mayoría de los animales de la zona.
Fauna maravillosa
El avistamiento de fauna es algo insólitamente sencillo en los Esteros del Iberá, muy especialmente en la zona cercana a Colonia Carlos Pellegrini. La mayoría de las especies están ya acostumbradas a la presencia del hombre, y, por ello, los animales suelen permitir que las personas se les aproximen sin mostrar señales de temor.
Por otro lado, las especies están protegidas y sus poblaciones han aumentado notoriamente en los últimos años, gracias a la aplicación de efectivas normas de preservación del ecosistema en el área.
El proceso de recuperación y conservación del ecosistema del Iberá comenzó hace más de tres décadas y fue declarada por las autoridades correntinas como Reserva Natural Provincial.
El último yacaré
Las primeras horas del día y las últimas de la tarde, suelen ser las mejores para navegar por los Esteros del Iberá, ya que en ese momento la actividad de la fauna tiende a incrementar. A medida que se va poniendo el sol, el cielo del Iberá se vuelve cada vez más rojo, como si se fuera incendiando poco a poco. Tras los carpinchos y la jacana se pueden ver yacarés, ciervos de los pantanos, garzas moras, sapos cururú, ranas criollas, jotes de cabeza negra, gavilanes, halconcitos grises, chajás, monjitas grises y tres especies diferentes de martín pescador.
En Iberá conviven dos especies, pero el negro es el más fácil de ver en las márgenes de las lagunas, mientras que al overo le gusta estar en las agudas del campo.
Para más información sobre los Esteros del Iberá, consulta nuestra revista National Geographic Traveler de septiembre.