Por su antiguo sistema de canales y riqueza biológica, Xochimilco es considerado hoy Patrimonio de la Humanidad.
Hubo una época en que Xochimilco era el lugar de los jardines flotantes porque todas sus chinampas estaban cubiertas de flores. Considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su antiguo sistema de canales e islas artificiales, hoy es uno de los sitios más emblemáticos del país. Durante el porfiriato aparecieron las famosas trajineras que en sus inicios transportaban a elegantes hombres, apodados catrines, quienes venían acompañados de sus amigos o con sus enamoradas. Las empezaron a decorar con los arcos de flores que hoy han sido reemplazados por arcos de madera y zacate coloreados, así como flores de papel maché o pasta.
«Los catrines se quejaban del sol, se adaptó un techo de manta y unas sillas medianas de madera tejidas de tule para disfrutar del bello paisaje de esa época», relata el profesor Sebastián Flores Farfán, cronista de Xochimilco. Se bautizaron a las trajineras por petición de los catrines con los nombres de sus enamoradas, adoptando títulos como Lupita, Pilar o María. La imagen de ayer data de los años treinta y fue tomada por Yáñez. En la actualidad se ha popularizado pasear por el barrio de Xochimilco y navegar en trajineras por sus canales.