Nos detenemos en uno de los miradores, y ante la maravillosa vista sucede el primer accidente del viaje…
Para aprovechar un poco más de San Cristobal, decidimos partir a media mañana, y en lugar de tratar de cruzar ese día, nos acercaríamos a la frontera con Guatemala.
El lugar elegido fue Comitán, recién nombrado Pueblo Mágico según nos explicaban los locales.
A la mañana siguiente por fin cruzamos a Guatemala,con un trámite migratorio más fácil de lo esperado, y donde nos recibía un impresionante valle y una divertida carretera al borde de un río. La carretera se convertiría en una autopista donde los vehículos más rápidos no son ni las motos ni los autos sino los «Chicken Buses» que dejarían boquiabierto a cualquier microbusero mexicano con su velocidad.
Nos desviamos de la carretera para dirigirnos a Panajachel que se encuentra a orillas del espectacular Lago de Atitlán. En ese lugar nos detuvimos en uno de los miradores, y ante la maravillosa vista sucede el primer accidente del viaje. Jonás resbala al bajar de su moto, la deja caer y termina derribando la mía, todo a dos metros de una barranca que da hacia el lago.
Con un sentimiento mixto de euforia y temor por algún posible desperfecto derivado de la caída, levantamos las motos y nos dirigimos hacia Antigua.
Llegamos a nuestro destino al anochecer, no sin antes perdernos en un camino rural que da a las faldas del volcán de agua, un error bastante afortunado. La noche y el cansancio no le hacían justicia a Antigua ya que no veíamos lo espectacular que realmente es.