La versión de cuento de hadas de Inglaterra para estadounidenses, saudíes y rusos
Todo el mundo sabe dónde viven los Clooney. "Pasando el ‘Bull Inn’, a la izquierda en dirección al Támesis y, una vez allí, detrás del puente a la izquierda", explica una peluquera en la localidad inglesa de Sonning. "Pero no se ve nada, ya se lo digo".
Y es que no sólo el chalet de lujo que George y Amal Clooney compraron en el condado de Berkshire está oculto tras una verja, árboles y arbustos, sino que en el pueblo casi nadie ha visto al astro de Hollywood y la abogada.
"Desde luego, yo no conozco a nadie que se haya topado con ellos", cuenta la peluquera, que prefiere no decir su nombre porque afirma que se escriben muchas tonterías. Como el tema de la polémica sobre el proyecto de construcción de los Clooney. "No tengo ni idea de de dónde salió eso".
Según los medios británicos, el año pasado la pareja pagó casi 14 millones de euros (15.5 millones de dólares) por una propiedad calificada de patrimonio protegido en Sonning, un pueblo situado -si el tráfico lo permite- a una hora en coche de Londres.
Desde la otra orilla del Támesis se ve un muro gris, un tejado y dos ventanas. El lugar está incluso registrado en Google Maps: "Clooney state", propiedad de Clooney.
Al parecer, la pareja puso en marcha de inmediato sus planes de reforma, sin que ni la administración ni los vecinos los hubieran aprobado. Entre los aspectos más polémicos estaban las cámaras de vigilancia y el ruido de las obras.
Además, según el diario local "Henley Standard", los Clooney han colocado allí una piscina con su cabaña, un pequeño cine familiar y una nueva caseta donde guardar su embarcación. La semana pasada se aprobó la creación de unas pistas de tenis, según confirmaron las autoridades locales.
Éstas señalaron también que el municipio no tiene problema alguno con las cámaras de vigilancia, pues los postes se colocaron algo más bajos de lo solicitado en un principio. Y tampoco es cierto lo del enfado de los vecinos, afirma la peluquera. "Se informaron bien de a dónde se mudaban. Porque a la gente de aquí le da igual". (Lee: Destinos que el cine ha hecho famosos)
Puede ser. La de los Clooney no es la única casa de Sonning con muros altos y cámaras de vigilancia. Del pueblo, donde también abundan los automóviles caros, se acaba de ir el mago Uri Geller, que como despedida ha dejado un particular monumento: una cuchara doblada. Ésta desapareció hace dos semanas en circunstancias no aclaradas, contó la BBC.
Además, el pueblo parece atraer también a otros famosos. Según informa entre otros "The Evening Standard", Brad Pitt y Angelina Jolie también están buscando casa en Sonning, al igual que la cantante Taylor Swift.
"Sonning es la versión de cuento de hadas de Inglaterra para estadounidenses, saudíes y rusos", señala el diario citando a un agente inmobiliario especializado en viviendas de lujo. "El aliciente es que las casas son difíciles de alcanzar por los paparazzi pero están cerca de Londres y otorgan una sensación de entorno rural".
Lo cierto es que hay un establo con vacas y cerdos a los que se escucha desde la calle. A la orilla del Támesis discurre una pintoresca senda para pasear flanqueada por sauces llorones que se inclinan sobre el agua. Y, por supuesto, está el pub, el "Bull Inn".
"Allí han tenido que estar", afirma Bill, que reparte periódicos en el pueblo y tampoco ha visto nunca a George ni Amal Clooney. "Todo lo que sé es que tienen personal de seguridad alrededor de la mansión". Por lo demás, el asunto no le interesa especialmente, añade.
Y eso mismo sucede en casi todo Sonning. En el "Bull Inn", la gente encoge los hombres, sonríe amablemente y no dice mucho más. En el "French Horn", cuya cocina ha sido supuestamente alabada por el ganador de dos Oscar, sucede lo mismo. Quizá esa sea la verdadera explicación de por qué él y otras estrellas eligen Sonning: a sus vecinos no les importa.
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