Ante el error de un tailandés, lo correcto es disculparse por ponerlo en una siuación penosa.
El camarero derrama la cerveza sobre el pantalón del cliente. El hotel no tiene la habitación para no fumadores que uno había reservado. El turista está irritado. En Tailandia, sin embargo, mostar fastidio es un tabú absoluto.
Al extranjero occidental le resulta aún más díficil contenerse porque la otra parte reacciona con una sonrisa ante el contratiempo, supuestamente para calmar a la víctima enojada.
Para los tailandeses no hay peor ofensa que cuando uno se levanta de repente, golpea la mesa con el puño o levanta la voz. Lo correcto es responder con una sonrisa y disculparse por el hecho de que uno haya metido a la otra persona en esta situación penosa. Hay que hacer todo lo posible para que la persona de enfrente no quede mal.
La mejor estrategia para digerir el fastidio es respirar hondo, sonreír y decir alegremente "Mai pen rai", que significa algo así como "No pasa nada". Un ejercicio de paciencia para extrajeros gruñones que a veces también le hace sentir bien a uno mismo.
Lee: Reno remojado, una costumbre