Te invitamos a consentir tu paladar en estos restaurantes.
La exorbitante y a la vez pacífica belleza de la ciudad más poblada de Eslovenia no tiene referentes. Pasear por sus calles centrales en una tarde de sol, resulta uno de esos memorables recorridos que un viajero puede vivir. Sin duda, Liubliana es uno de los secretos mejor guardados de Europa, se esconde de los turistas a gran escala y es también una sorpresa como escenario gastronómico.
El mejor ejemplo es el chef Janez Bratov?, quien ha aderezado de la mejor manera a esta hermosa ciudad con su Restaurante JB. Elegante, de manteles largos al estilo europeo, clásico en cada rincón, este fue el primer restaurante esloveno en aparecer en la afamada lista de San Pellegrino como uno de los 100 mejores restaurantes del mundo, en 2010.
En JB se come delicioso y diferente, el estilo europeo clásico se confunde entre sabores nuevos, espumas, crocantes y la frescura de cada proteína y vegetal proveniente de huertos cercanos, sabores que también tienen un eco de tradición. El menú está basado en los cuatro elementos que interpreta como los cuatro sabores fundamentales. Imperdible, en ese bello y restaurado edificio de los años 20, la yema de huevo de pato con tocino y el pastel de estragón con helado de moras.
?En realidad no es que haya cambiado algo trascendentalmente en los últimos años, más bien son los ojos lo que nos miran ahora. Es la atención que ahora tiene nuestra cocina y nuestro país como destino turístico y culinario. Somos afortunados, tenemos todo lo mejor a la mano?, dice el chef Bratovz que, como todo buen esloveno, es un apasionado del vino natural, otro de los pilares de este posicionamiento de Eslovenia en el mapa foodie actual.
Ahí mismo, en la capital está el Monstera Bistro, un pequeño y moderno restaurante con poco más de un año de vida, a cargo del joven chef Bine Vol?i?, que conjuga su gusto francés y experiencia en la cocina de Joel Robuchon, con su afición por la cocina asiática y su innegable amor y respeto por los ingredientes de su país.
Bine es parte de una nueva oleada de jóvenes cocineros, que como sucede en muchas partes del mundo (México y Perú en esa lista), viajan por el mundo, descubren técnicas y las regresan a aplicar a su cultura gastronómica, con los elementos que la conforman. En la mesa de Bine, así como te puede llegar una hermosa ensalada de flores, puede aparecerse una nariz de cerdo en vinagreta, todo delicioso y único.
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