Recorre Quito y el Parque Nacional Cotopaxi, huésped del volcán activo y segundo pico más alto de Ecuador.
En Quito recorrimos las calles del centro histórico -patrimonio de la UNESCO-, disfrutando de la arquitectura colonial y de sus iglesias. La mayoría de estas se encuentran revestidas exquisitamente en su interior con oro, impresionante legado de la explotación española. El ambiente en el primer cuadro es algo atareado gracias al comercio, sin embargo en el resto de la ciudad se siente un ambiente muy sereno, poco común para una capital.
Tras un par de días, nos despedimos de esta hermosa ciudad para seguir hacia el sur en busca de los grandes volcanes ecuatorianos de los que tanto escuchamos hablar. La primera parada fue a unos 60 kilómetros en el Parque Nacional Cotopaxi, el cual alberga un volcán activo del mismo nombre definido como el segundo pico más alto de Ecuador.
Para nuestra desilusión los parques nacionales no permiten la entrada de motocicletas, consecuencia que afrontamos viendo el nevado desde la entrada del parque. Tomamos la recomendación del guarda parques y continuamos rumbo sudoeste a la zona de Latacunga con la esperanza de ver el volcán Quilotoa. Subimos por una empinada carretera de montaña hasta subir unos 4,000 msnm y pronto llegamos a la zona de turismo comunitario que resguarda esta montaña. Ahí encontramos un mirador con una impresionante vista hacia el cráter, el cual se encuentra relleno de una enorme laguna donde incluso se puede andar en kayac.
Al caer la tarde decidimos acampar dentro del cráter; una bajada que creímos tardaría 15 minutos se extendió más de una hora debido a nuestra falta de experiencia descendiendo el sendero empinado. A oscuras establecimos el campamento, cenamos y pasamos la noche solos dentro del cráter. Al día siguiente el ascenso fue extenuante, pero nuestra vista del volcán y su dulce laguna turquesa al amanecer valieron toda la pena.