Pretoria y Tshwane integran una unidad metropolitana emblemática de la Sudáfrica libre.
En mayo de 1994, Pretoria fue el anfitrión para docenas de mandatarios extranjeros, desde el príncipe Felipe de la Gran Bretaña (esposo de la reina Isabel II), la entonces primera dama Hillary Clinton hasta Fidel Castro.
Más de 60 líderes de estado vinieron a atestiguar la forma en que Nelson Mandela se inauguraba como el primer presidente de una Sudáfrica democrática (yo estuve entre los 60 mil ciudadanos que esperábamos ansiosos en los jardines Botha, debajo de los edificios de gobierno, su llegada).
Pretoria es la capital administrativa y desde donde se rige a Sudáfrica. Es una ciudad placentera y atractiva, también conocida como la Ciudad Jacaranda por los árboles que bordean las calles y cubren con su mantolila la metrópoli en los últimos meses del año. Es más antigua que su bullicioso vecino Johannesburgo.
Se fundó cerca de 1840 y se convirtió en la capital de una de las repúblicas de los boer, agricultores que establecieron un estado independiente de los colonizadores. Hoy tiene un ambiente muy especial, creado por la combinación de oficinas gubernamentales y estudiantes de las universidades de Pretoria y de Sudáfrica.
El corazón de la ciudad
El centro de Pretoria se presta para andarlo. Un buen punto de partida es Church Square, en el corazón del CBD (distrito central de negocios, por sus siglas en inglés), originalmente llamado Market Square (aquí los mercados solían instalarse). En esta plaza se construyó la primera iglesia, la cual fue incendiada y reemplazada con un edificio mucho más grande alrededor de 1880.
También aquí yace una estatua en bronce de Paul Kruger (el presidente más famoso de la república de los boer) y elaborada por el artista sudafricano Anton van Wouw. Ahí mismo, en Church Square yace el Raadsaal, el primer edificio del parlamento de la Zuid Afrikaansche Republic.
Desde aquí, una caminata breve te lleva a diversos sitios de interés: la casa de Paul Kruger, que también es un museo (puedes ver el vagón de tren de un lujo especial que el presidente usaba durante su mandato); Melrose House, donde se firmó el Tratado de Vereeniging en 1902, el cual puso fin a la Guerra Sudafricana (anglo-boer); Burgers Park, el parque más antiguo de la ciudad.
Si tienes un buen guía, aprenderás mucho sobre la historia de la ciudad, ya que está desbordada de árboles conmemorativos y otros rasgos como las rejas de hierro de Parkzicht, que vinieron de la casa donde se hospedaron los signatarios del Tratado de Paz de 1902, y un kiosco de música típica del siglo XIX, donde la banda militar del barrio cercano Roberts Heights (ahora Voortrekkerhoogte) solía tocar.
El African Window Museum es muy popular, y exhibe una colección muy atractiva del arte en piedra antiguo de los Khoi-san que vivieron al sur de África.
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Después de una mañana recorriendo sitios históricos, sería grandioso pasar la tarde caminando rumbo a los edificios del Congreso, donde el presidente de Sudáfrica trabaja cuando el parlamento no está en sesión. El elegante arco fue diseñado por el arquitecto Sir Herbert Baker. A unos pasos de estos edificios están Jardines Zoológicos Nacionales, también conocidos como el Zoológico de Pretoria, el más grande del país. Sitio ideal para quienes viajan con niños.
Otro sitio que no puedes dejar de visitar es el Monumento Voortrekker, un icono para los sudafricanos, ya que conmemora la valentía y determinación de los voortrekkers. El edificio está construido de tal forma que a las 12 del 16 de diciembre, justo el día en se peleó la Batalla del Río Sangriento, un rayo de luz solar entra a través de un pequeño agujero hacia el Santuario de Honor en el Vestíbulo de los Héroes.
En el suburbio se forma una historia distinta que ha sido honrada en un parque nuevo: el Parque de la Libertad. Está situado en una colina llamada Salvokop, cuya área de 52 hectáreas está dedicada a la nueva Sudáfrica y a los héroes y heroínas que pelearon para hacerla una realidad.
No te pierdas los tres recorridos gratuitos diarios que te llevan a: Isivivane, un monumento hecho de rocas que representa la unidad de los sudafricanos. Lesaka, el lugar de entierro simbólico para los héroes y heroínas. Y Sikhumbuto, un sitio que se funde en las curvas de la colina y que comprende el Muro de Nombres, el Anfiteatro, la Flama Eterna, la Galería de los Líderes y el Santuario.
El Muro de los Nombres es una estructura de 697 metros y representa un tributo a quienes murieron durante los ocho conflictos más importantes en la historia de Sudáfrica. Un camino en espiral, llamado Mveledzo, une estos lugares en una unidad armoniosa.
Los amantes de la naturaleza quizá prefieran conducir siete kilómetros hacia las afueras de la ciudad sobre Paul Kruger Street, para cruzar el río Apies con el fin de visitar la Reserva Natural de Wonderboom, palabra esta última que significa -árbol del milagro-.
Esta reserva de 200 hectáreas brotó alrededor de un extraordinario árbol, una especie magnífica de ficus salicifolia, una higuera salvaje que tiene más de mil años de antigu?edad. Alguna vez su dosel se extendió con tal amplitud que podía cubrir 22 vagones, cada uno cargado con 20 bueyes. Sin embargo, un incendio en 1870 consumió parte del dosel.
El árbol tiene unas ramas muy largas que echan raíces justo cuando tocan el suelo, creando tres círculos de árboles «hijos» alrededor de esta maravilla antigua. Un camino entarimado te permite explorar el árbol minuciosamente. La reserva es hogar de una gran colonia de hyrax de roca, el cual los sudafricanos llaman dassies (resulta interesante que estos roedores sean el pariente más cercano al elefante, aunque sólo sean del tamaño de un conejo pequeño).
Los dassies son presa de un par de magníficas Águilas Verreaux (águilas negras) que construyen su nido en las cercanías. Al pie de la colina cercana se encuentra un sitio de la Edad del Hierro y también hay sitios de la Edad de Piedra en el área.
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Diamantes y la vida salvaje
Ya que estás en el área de Tshwane, quizá quieras ver y hacer algo típico de Sudáfrica. Hay dos lugares accesibles en coche que te dan un vistazo a la industria de la minería. A 50 kilómetros, al noreste de Pretoria, está la pequeña ciudad de Cullinan, donde podrás ver una mina de diamantes masiva.
De este lugar se extrajo uno de los diamantes más grandes que jamás encontrados: el diamante Cullinan, que forma parte de las joyas de la corona británica. Aprovecha y haz una vista a la mina (aproximadamente cuatro horas), si vas entre semana podrás observar cómo se cortan y se pulen los diamantes (www.cullinanmeander.co.za).
Este poblado es encantador, sus calles están totalmente bordeadas de robles y jacarandas y presumen edificios victorianos y eduardianos que se han convertido en tiendas pintorescas y en restaurantes.
Quizá prefieras optar por pasar el resto de tu día aquí, echando un vistazo y comiendo o puedes explorar Dinokeng, un proyecto turístico que ofrece cuatro reservas provinciales, un verdadero paraíso de praderas para las cebras, hienas, jirafas, búfalos y antílopes, así como muchas especies más pequeñas.
La reserva de Dinokeng, de 12.5 hectáreas, tiene una población floreciente de rinocerontes blancos y está construyéndose a paso firme como una de las «Cinco Grandes» reservas con la suma de leopardos, leones, búfalos y elefantes.
Visita el Centro de Guepardos Ann van Dyk Cheetah en las estribaciones del Magaliesberg cerca de la presa de Hartebeespoort, donde podrás observar a los veloces chitas. No dejes de visitar este lugar, donde podrás hacer un viaje en globo aerostático y el Santuario de Elefantes. Una experiencia perfecta para cerrar tu viaje.
LOGÍSTICA |
Monumento Voortrekker Tel. (27-12) 326-6770 marketing@voortrekkermon.org.za Freedom Park (Parque de la Libertad) Reserva de Wonderboom Viajes en tren de vapor Dinokeng Centro Ann van Dyk Safaris en Globo de Bill Harrop Santuario del Elefante |