El kiosko de esta plaza fue mandado a construir por Porfirio Díaz en Francia.
Aunque la base de la Catedral Metropolitana de Guadalajara es neoclásica, sus dos torres fueron reconstruidas a causa de un incendio y de un terremoto, y son góticas. Están forradas con mosaicos azules y amarillos, y en la actualidad todos los taxis de la ciudad se visten con estos dos colores en homenaje a la catedral. En la cripta se pueden apreciar las antiguas entradas de los túneles utilizados por los cristeros en la década de 1920, hoy ya selladas. La Plaza de Armas, a un costado de la Catedral, tiene un evidente toque francés.
El kiosco, regalo del francófilo mexicano Porfirio Díaz, fue construido en París, y sus cariátides de mujeres desnudas fueron un escándalo cuando lo trajeron a esta ciudad conservadora para conmemorar la Independencia. En la plaza también se encuentra el Palacio de Gobierno, y hay que echar un ojo al reloj. Nunca restauraron el orificio que se encuentra entre los números 4 y 5, causado por una bala en plena Revolución. La imagen de ayer fue tomada por Alfred Briquet en 1896.