Esta semana nos sumergimos en la zona cafetalera de Colombia, donde habita el magnífico Valle de Cocora.
Despedirnos de Medellín tomó mas de lo esperado; sin embargo, después de unos días más salimos de la ciudad con rumbo a la zona cafetalera colombiana en el distrito de Quindío.
Recorrimos unos 300 kilómetros hacia el sur hasta llegar a una zona montañosa donde pequeños poblados y fincas dominan los valles. En el centro del área topamos con Salento, municipio conocido por su ambiente tranquilo y bohemio.
Tomando como base esta pequeña ciudad, nos hospedamos en una vieja casona ahora convertida en hostal desde donde pudimos explorar los alrededores. El primer objetivo fue el famoso Valle de Cocora, donde hicimos una caminata de 10 kilómetros que se inició a partir de un maravilloso bosque tropical y que cerró con el valle de las palmas de cera. Esta especie de palma que forma parte de los símbolos patrios colombianos, crece más de 60 metros de altura formando una visión surreal a sus alrededores.
Después de esta cansada pero impresionante caminata paramos en Finlandia, otro de los poblados cercanos donde dimos cuenta de las famosas truchas. Para cerrar el ciclo, visitamos una finca cafetalera de la zona, donde aprendimos sobre el ciclo de cultivo, su cosecha, producción y comercialización. Al final de la visita no dudamos en aceptar la invitación del dueño de la finca para tomar una buena taza de café local.
Reflexionando un poco acerca del día, esta zona colombiana tiene una ambiente único y forma un sentimiento mágico en el visitante, sin duda un lugar imperdible.