Una muestra de lo que significa la cultura siria más allá de la guerra y el terror.
El artista sirio Samir al Kadri ha perdido prácticamente todo en la guerra civil Siria, sin embargo lucha contra esa imagen de sufrimiento y terror, y ha construído su librería: "Pages".
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Como un suspiro suena la voz de la cantante de pelo oscuro que se arrodilla con los ojos cerrados. Su voz se une a la improvisación de otros músicos sirios, turcos y españoles que con guitarra, clarinete y saxofón tocan melodías melancólicas de diferentes culturas. Estambul es una metrópolis que rebosa cultura y las veladas de conciertos en la librería "Pages" son algo especial.
A pesar de que viven alrededor de 400,000 sirios en Turquía, su huella cultural es relativamente pequeña.
Samir al-Kadri quiere cambiar esto y en junio del pasado año, este refugiado de Damasco, pintor, ilustrador y editor, abrió la primera librería siria de la ciudad. A través de conciertos, lecturas y talleres pretende mostrar lo que significa la cultura siria más allá de la guerra y el terror.
En un primer momento muchas personas asociaban este país que vive una guerra civil al autoproclamado Estado Islámico, dice Al Kadri, quien pretende hacer ver que la cultura siria vive a pesar de la guerra, la expulsión y la miseria. "No soy un combatiente, soy incapaz de matar a nadie", asegura este hombre de 42 años. Su lucha la libra con la literatura, la música, la fotografía y el diálogo.
Cuando Al Kadri llegó a Estambul en el año 2013, sólo tenía 3,800 dólares en la cartera. En realidad él y su mujer Gulnar Hajo, ilustradora y autora de libros infantiles, muy reconocida en el mundo árabe, únicamente querían visitar la Feria del Libro de Abu Dhabi. Fue en ese momento cuando los esbirros del régimen sirio registraron su editorial de libros infantiles en Damasco, relata al Kadri. "Querían enviarme a prisión", dijo.
Jamás se posicionó políticamente de forma pública, pero en 2011, cuando empezaron las protestas contra Baschar al- Assad, utilizó su posición como intelectual y manifestó abiertamente su crítica.
Su familia y él no regresaron a Siria. Al Kadri relata que los bombardeos destruyeron la editorial. "Lo he perdido todo", agrega.
Un pariente sacó a sus dos hijas de Siria y las llevó a Jordania, donde la familia vivió un año gracias a la venta de libros que habían exportado previamente. Después se decidieron trasladarse a Estambul. "Es una ciudad preciosa", dice Al Kadri. Pero los primeros momentos fueron muy duros: un país nuevo con un idioma nuevo y sin dinero… "Cuando uno tiene hijos, es especialmente difícil".
Entonces una editorial turca empezó encargarle a él y a su esposa ilustraciones y además a él le permitió volver a editar libros bajo el nombre de la antigua editorial "Bright Fingers". Así, poco a poco fueron reuniendo un dinero que finalmente ha hecho posible la librería "Pages". Ahora en la angosta planta baja de la casa verde de madera se amontonan libros en árabe, turco e inglés, en el sótano, y libros de ilustraciones, en la buhardilla.
Además de "Pages" existen tan sólo unos pocos lugares donde rastrear la cultura siria. "Arthere", por ejemplo, es una mezcla entre galería, taller y cafetería. Allí el fotógrafo y artista multimedia Omar Berakdar ayuda a artistas en formación a conectar con el mercado internacional del arte.
Pero también en las galerías turcas hay presencia siria: en abril el centro cultural Depo acoge una exposición del pintor sirio Mohammed Zaza. Depo trabaja además con la organización cultural turco-siria Hamisch, una plataforma que apoya a los disidentes sirios exiliado.
Muchos artistas refugiados en Estambul miran a Europa Occidental. A Samir al Kadri le gustaría abrir una filial de "Pages" en Berlín aunque su intención es quedarse en Estambul hasta que llegue el momento de regresar a Siria y empezar de cero. Por eso de manera intencionada no estudia turco, porque -dice- ya ama demasiado a Estambul.
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A pesar de todo, Al Kadri se siente comprometido con su país. "El mismo día que derroquen a Al Assad, regresaré a Siria" porque "si no volvemos nosotros ¿Quién va a reconstruir el país?".