La falta de un programa sustentable en obras viales puede afectar directa e indirectamente a un ecosistema.
Al circular por autopistas del norte de México, el guía hizo notar cómo la carretera interrumpía el escurrimiento natural de las escasas lluvias de la zona hacia el otro lado del asfalto: de un lado, crecían matorrales y chaparrales, mientras que del otro habían, con escacés, algunos pastizales.
Las carreteras mal planeadas provocan un efecto de barrera, afectando a los ecosistemas. En este caso el asfalto impedía el flujo natural del agua de la lluvia y el paso de la fauna hacia el otro lado del camino. Adenás, muchas especies contribuyen a dispersar semillas de los frutos que consumen, y estos dejan de crecer en un lado, pues los animales no atraviesan la carretera. A la larga, el alimento falta, se alteran sus hábitos reproductivos y con ellos la viabilidad de ciertas especies.
Soluciones creativas.
El paso libre de uno a otro lado de la vía tampoco es la solución: muchos animales mueren atropellados al intentarlo. En ciertos países como Estados Unidos, Canadá, Australia y Francia, se construyen pasos elevados, o puentes verdes, que reproducen el hábitat de la zona y evita la fragmentación. El problema es su costo:
Alternativas viables:
-Según los biólogos Rogelio Bautista y Jesús Oswaldo, en un ensayo publicado en «Un Camino Sustentable», es el drenaje de uso mixto de una altura aproximada de dos metros, adaptados para permitir el flujo de agua de un lado a otro del camino, a la vez de permitir el paso de la fauna. En cuanto al daño que causan las superficies impermeables, especialistas proponen el uso de concreto permeable que permite que el agua de lluvia se filter, recargando el manto acuífero.