Un paseo entre cabañas, con campos cubiertos de nieve y salmón para cenar.
Noruega es un país que suscita pasiones entre los amantes de unas vacaciones al aire libre y en medio de una naturaleza salvaje. La región de Trollheimen es fácilmente accesible y tiene un paisaje espectacular, al menos si el tiempo coopera.
"Ese podría ser el punto más alto", dice la guía turística. Aprieta los ojos como si la topografía del terreno pudiese descubirse observando los matices de la niebla. La mirada busca la siguiente señal de camino roja, una llamativa pila de piedras. "¿Acaso es la cruz en la cima de la montaña? Después de la esperanza llega la decepción: allí no está el punto más alto. El sendero sigue subiendo por la montaña y rápidamente desaparece en medio de la niebla.
Cuando planeamos la excursión por la popular región senderista de Trollheimen, en el centro de Noruega, nos atrayeron una y otra vez las fotos de cimas bañadas por el sol. Al fondo se ven pequeños lagos, vastas praderas y cerros pelados: la idílica imagen tipo tarjeta postal de la naturaleza salvaje de Noruega. Aquí y hoy, el camino discurre desde hace tres horas por algo parecido a algodón sucio. Una y otra vez, el sendero montañoso atraviesa campos cubiertos de nieve vieja. ¿Y el sol y las vistas panorámicas? Están totalmente ausentes.
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Unas seis horas es el tiempo previsto para recorrer una de las tres rutas, la más sureña, entre las cabañas de montaña Jøldalshytta y Trollheimshytta.
El camino sale del valle y sube a la cresta de una montaña, pasa por esta y luego baja empinado hacia un valle alto boscoso. En realidad, un paisaje de ensueño si no existiese la niebla. Menos mal que no llueva. ¿O acaso la humedad en el aire es en realidad llovizna? Sea como sea, cuando llegamos a la cabaña, los zapatos y la ropa están bastante mojados. Sin embargo, esto hace justamente que el ambiente acogedor del albergue parezca aún más agradable. Metemos los zapatos en el cuarto de secado y nos dirigimos inmediatamente al comedor. La cena se sirve puntualmente a las 19:00 horas. Hay salmón fresco.
Hacemos un segundo intento al día siguiente. Sin embargo, el paisaje gris nublado que vemos al mirar por la ventana de la cabaña nos dice que hoy probablemente tampoco podemos disfrutar de unas vistas panorámicas. Una señal indica que la caminata entre Trollheimshytta y Gjevilvasshytta dura ocho horas.
Al principio, el sendero en lo alto de la montaña sube empinado y después pasa un largo tramo por terreno plano. Allí, el caminante tiene la sensación de haber llegado a la zona polar, nada menos que en verano. Aquí arriba hay aún más nieve vieja. Lagos medio cubiertos de nieve brillan envueltos en una luz azul artíco. El resto es un desierto rocoso. La atmósfera que reina aquí arriba es impresionante.
El ascenso al paso montañoso más alto en la cima de la montaña es bastante empinado. De repente, al otro lado de la cordillera, las nubes, siempre grises y pesadas, están más altas en el cielo y por fin permiten una vista panorámica. La mirada divaga por la planicie verde amarillo. ¿Qué animales son esos, allí en la lejanía? ¿Ovejas? ¿Vacas? No, ¡son renos! Todo un rebaño con varios animales jóvenes pasta en medio de la soledad del valle alto. Esta vez da lo mismo si brilla o no brilla el sol.
Información básica
Destino: el paisaje montañoso de Trollheimen está situado a unos 100 kilómetros al suroeste de Trondheim. La región es fácilmente accesible para el turismo y la red de carreteras está muy bien señalizada.
Cómo llegar: en avión a Trondheim vía Oslo. Desde Trondheim en tren a Oppdal y desde allí en autobús a uno de los apacamientos para senderistas. Una alternativa más cómoda es viajar en coche de alquiler desde Trondheim.
Alojamiento: las cabañas de montaña en Trollheimen son amplias y disponen de varios dormitorios. La estancia de una noche con desayuno, merienda y cena cuesta la cantidad equivalente a unos 120 euros (133 dólares).