El lugar de una ceremonia ritual.
Llegamos a un paraje donde dejamos las lanchas y comenzamos una caminata entre la selva para llegar a la pirámide de Lacanjá, en el municipio de Ocosingo, Chiapas.
La pirámide no es otra cosa que un edificio de unos seis metros cuadrados sobre una colina. Evidentemente ese sitio no ha sido estudiado a conciencia por el Instituto Nacional de Antropología, porque seguramente la colina a la que me refiero es parte de una pirámide mayor sepultada, y el edificio al que llegamos estaba cubierto por vegetación y musgo. Ese precisamente es el encanto de ese lugar, que uno es sorprendido por él en mitad de la selva.
En su libro imágenes lacandonas, Gerdrude Duby (gran fotógrafa de los lacandones y mujer de Frans Blom, el célebre arqueólogo que los estudió a fondo y autor del libro Tribes and Temples, 1927) relata una ceremonia ritual que presenció en ese lugar en 1943, durante la primer expedición gubernamental de 1943, organizada por Pascacio Gamboa y Manuel Castellanos: ?Fue impresionante ver el rostro iluminado por el fuego, escuchar el canto gutural invocando a sus dioses, el humo del incienso flotando; cientos de años atrás sus antepasados lo hicieron, y en 1943 el ritual los une, conjunción del ayer en un hoy, en un ahora, donde el símbolo se explaya, se desenvuelve, el tiempo pierde su dimensión, en ese momento la exuberancia de la selva, su inmensidad enigmática y los lacandones me capturaron; sabían que regresaría, entendí lo que un maderero me dijo: ?La selva es como una sirena??.
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