Por qué cientos de miles de surcoreanos están huyendo de Seúl para llevar una vida de campo
Eric Lafforgue / Art In All Of Us Corbis via Getty Images
Tras la pandemia, medio millón de surcoreanos adoptaron el Kwichon: un estilo de vida enraizado en las comunidades rurales. Así funciona.
«Kwichon significa literalmente ‘regreso a lo rural‘», explica Su Min Hwang, editora del servicio coreano de la BBC. Hartos del bullicio de la vida capitalina, cientos de miles de surcoreanos están abandonando Seúl para retirarse a una vida de calma en el campo. Para relajar los gastos de la vida citadina, y encontrar paz en el ritmo provinciano, los habitantes están moviendo su estilo de vida a los pueblos.
Sin embargo, este cambio no se entiende como cualquier otro tipo de mudanza. Por el contrario, iniciarse en el Kwichon implica un choque cultural entre el progreso al que habían estado acostumbrados en Seúl —una de las ciudades más desarrolladas de Asia—, a la quietud de comunidades más modestas. Así funciona.
De la cuidad al campo: una nueva forma de migración en Asia
Una vista general del campo el 24 de agosto de 2015, Corea del Norte. | Crédito: Xiaolu Chu / Getty Images
En su mayoría, las personas que están decidiendo adoptar el Kwichon como estilo de vida son adultos jóvenes. Muchos de ellos, parejas que tienen hijos en preescolar, o que apenas van a ingresar a la educación básica. A raíz del movimiento, que empezó a tomar fuerza hacia 2016, nuevas escuelas se han abierto en los entornos rurales de Corea del Sur, para satisfacer la demanda de educación de calidad que los padres exigen.
Aunque en Seúl y otras ciudades desarrolladas del país ya cuentan con estos servicios, los antiguos habitantes de la capital están dispuestos a renunciar a esa comodidad en favor de una vida más tranquila.
Una mujer ve pasar un tren en el campo el 24 de agosto de 2015 en Pyongyang, Corea del Norte. | Crédito: Xiaolu Chu / Getty Images
En su libro Korean Families Yesterday and Today, los autores Hyunjoon Park y Hyeyoung Woo exploran cómo estos movimientos de la ciudad al campo se consideran una nueva forma de migración. Más que nada, porque las personas tienen que trasladar su forma de vida a la cultura rural de Corea del Sur:
«Los adultos [que adoptan el kwichon] se consideran a sí mismos como un tipo de migrantes (ijumin)», explica la autora en el primer capítulo de libro, «y por lo tanto, comparten la responsabilidad de generar lazos de empatía y cooperación en los entornos rurales.»
Aunque no existe un cuerpo de investigación claro con respecto a los casos de fracaso, admiten los autores, se sabe que hay mamás surcoreanas que lamentan este cambio estrepitoso. En especial, cuando lo adoptan sin medir las consecuencias. Las preocupaciones más comunes giran en torno a que sus hijos no podrán acceder a las mejores universidades del país, ya que el sistema educativo de las periferias es insuficiente.
Eric Lafforgue / Art In All Of Us / Corbis via Getty Images
Aunque las quejas de algunas parejas son legítimas, otras familias se regocijan de no tener que usar el transporte público, o lidiar con las dinámicas típicas de las oficinas corporativas nunca. Las infancias surcoreanas también disfrutan de estos beneficios, según reporta la BBC. Tal es el caso de Yun Sihu, de 11 años:
«Ahora pongo un pie fuera y todo es zona de juegos. Riego los pimientos, las berenjenas y las lechugas cada día», expresó la niña al medio.
En gran medida, de acuerdo con las autoridades locales, este cambio se propulsó a raíz de la crisis sanitaria por COVID-19. Sin la necesidad de asistir a un trabajo presencial, vivir en las grandes ciudades perdió sentido para los surcoreanos. Además, en el punto más crudo de los encierros, la gente temió que la densidad poblacional de Seúl promoviera más contagios entre los habitantes.
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No sólo las parejas jóvenes están optando por el Kwichon. Por el contrario, después de la pandemia, los recién egresados de las universidades deciden probar suerte en el campo. Una vida cercana a la agricultura les llama más que las jornadas interminables de oficina, reportan las autoridades.
Ahora, según la Oficina Nacional de Estadísticas y el Ministerio de Agricultura, Alimentos y Asuntos Rurales, aproximadamente 515 mil 434 personas adoptaron el Kwichon como estilo de vida. Muchos de ellos, se mudaron a pueblos pesqueros o rurales en las cercanías de la capital. El porcentaje poblacional aumenta con cada año que pasa.
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