Pocos lugares pueden ser recorridos siguiendo los pasos de un protagonista de Verne.
Hace 130 años, Julio Verne envió al héroe de su novela "Matías Sandorf" a hacer un viaje aventurero por lo que hoy se conoce como Istria. El libro sirve como excelente guía turística para la península más grande de la parte norte del mar Adriático.
Desde luego que el turista puede explorar Trieste y la península croata de Istria con una guía turística normal. Sin embargo, también lo puede hacer de un modo más fascinante, siguiendo las huellas de Matías Sandorf, el héroe de la novela homónima de Julio Verne, que fue publicada hace 130 años. La ruta del protagonista pasa por paisajes hermosos y lleva al turista a conocer grandiosas obras arquitectónicas.
En Trieste comienza la agitada historia del héroe libertario, el conde Sandorf. Junto con correligionarios conspiradores, este hombre quiere luchar por la independencia de Hungría de la monarquía austro-húngara. Desde los mismos inicios, los conspiradores son traicionados por dos villanos que frente a la catedral de San Giusto habían interceptado una paloma mensajera con el llamamiento a la lucha por la libertad.
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No es difícil encontrar el edificio católico más importante de la ciudad en la colina, donde descolla por encima de todas las casas. Una paloma se pavonea delante del edificio e inmediatamente uno tiene la sensación de estar metido de lleno en el argumento de la novela. Sin embargo, la esperanza de poder aprehender en la torre de la iglesia a los dos traidores que llevaron a Sandorf a la cárcel se desvanece rápidamente: en la torre no hay nadie; pero la vista panorámica desde esta altura sigue siendo tan bonita como la describió Verne: "El punto elevado les ofrecía a los dos amigos una vista libre del golfo de Trieste y del mar abierto".
Al día siguiente no resulta fácil continuar la búsqueda de huellas. Sandorf y sus dos compañeros fueron llevados por la noche en un carruaje cerrado a la cárcel. Con la ayuda de un mapa se puede reconstruir más o menos el trayecto. Desgraciadamente, Sandorf no pudo disfrutar de este tramo. El olor de la maquia impregna la atmósfera sobre el paisaje marcado por colinas. Olivares y viñedos subrayan el encanto mediterráneo de la península de Istria.
En el laberinto de pequeños callejones hay una orquesta juvenil que toca piezas musicales; actores dan una pequeña muestra de su talento y artesanos compiten entre sí en sus galerías con cerámica, arte del cristal, pintura y joyería. Hay pequeños templos para gourmets escondidos en los estrechos callejones de pequeñas ciudades y pueblos ubicados en las cimas de los cerros.
Al día siguiente, el viaje nos lleva a Pisino, el momento culminante de la novela. Julio Verne describe la cárcel de esa localidad de forma extraordinariamente detallada: "El castillo de Pisino es un excelente ejemplo de la arquitectura de las fortalezas medievales". Todas las características típicas de tales construcciones siguen presentes, "entre ellas las largas salas de armas con techos abovedados, ventanas de arcos ojivales, muros adornados con guirnaldas y un puente levadizo con rastrillo". Sin embargo, en vez de toparse con un señor enfundado en una armadura y una señora tocada con una cofia alta gótica, uno se encuentra aquí con Manuela Hrvatin. Ella organiza cada año en el verano un acto para conmemorar la huida de Matías Sandorf, porque éste logró escapar dela fortaleza.
Para aquellas personas sin experiencia en escaladas, Luka Labinjan e Romina Brum inventaron algo para transmitirles un poco la sensación que tuvo Sandorf al emprender la arriesgada huida bajando por un pararrayos. Ellos mandaron instalar tirolinas de 500 metros de largo sobre el foso del castillo, de 130 metros de profundidad, por las que los visitantes pueden deslizarse sobre el río Pazincica que murmura en el valle.
Poco antes de aterrizar junto al castillo, los turistas pueden ver la entrada de la cueva en la que se escondieron Sandorf y su compañero. Los dos se desplazaron durante seis horas por la oscura cueva antes de que volvieran a ver la luz del día en el canal de Limski. Este brazo de mar, también llamado fiordo de Lim, desemboca después de diez kilómetros en el mar Adriático y es hoy un popular destino turístico.
Los vendedores ofrecen miel y aceite de oliva, y a veces se pueden observar delfines en el fiordo desde la terraza del restaurante bien frecuentado. Probablemente, Sandorf no se detuvo a contemplar este hermoso paisaje. Hambriento y agotado, tuvo que arrastrarse hasta la localidad de Rovinj, donde encontró refugio en la casa de una familia de pescadores.
Rovinj es un popular destino turístico. Su ubicación idílica en una península montañosa con 22 islas situadas frente a la costa, el centro histórico de la ciudad con sus callejones laberínticos y la iglesia barroca de Santa Eufemia, que domina todo el panorama, atraen a muchos austriacos, croatas, eslovenos, alemanes e italianos.
¿Dónde estaba la choza de pescadores y dónde la roca desde la cual Sandorf se lanzó al mar para escapar otra vez de sus perseguidores? Caminando por el bosque a lo largo de la costa hacia el Cabo Dorado, uno se encuentra con muchas rocas que pudieran haber ofrecido un escenario adecuado. Sin embargo, aquí no hay pescadores en la playa sino bañistas.
Poco a poco, las huellas de Sandorf se van perdiendo en el agua del mar de la bahía del mar Adriático, que brilla en el sol de la tarde. Y en realidad, todo ello no es tan dramático, porque toda la novela de Julio Verne fue producto de su fantasía. Él solo conocía todos los lugares descritos en su libro por lo que habían contado otras personas: ¡Todo lo que se perdió!
Información turística
Cómo llegar: en avión a Trieste. Desde allí lo mejor es viajar a Istria en un automóvil rentado.
Cuándo viajar: entre mayo y octubre.
Información: Oficina de Tuismo de Trieste, Via dell’Orologio 1, angolo Piazza Unità d’Italia, I-34121 Trieste (Tel. +39 040/3478312, email: info.trieste@turismo.fvg.it). Asociación turística de la región de Istria: Pionirska 1, HR-52440 Porec (Tel. +385 52/452 797, email: info@istra.hr.