Hospedarse en el Hotelito Desconocido es un lujo ?verde?. Un sitio donde menos es más y lo natural se impone.
Hotel boutique
Se encuentra lejos de los grandes complejos turísticos, en la reserva ecológica de Costalegre. Está ubicado a 95 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta. El camino es muy agradable, a pesar de las curvas las vistas de la Sierra Madre y las lagunas son imponentes. Llegué al atardecer, así que luces de antorchas me acompañaron hasta la recepción. Este hotel no tiene luz eléctrica, crea una atmósfera cálida y acogedora con cientos de velas y antorchas.
El diseñador de modas Marcello Murzilli, creador del concepto, viajó por la República Mexicana en busca de artesanías para decorar el hotel, que es una reproducción de una aldea pesquera antigua de Veracruz. Tiene 27 palafitos y tres ecovillas. Todas son diferentes, sobresale una cuya cama es una ¡trajinera de Xochimilco! Cada habitación tiene el nombre de las cartas del juego de lotería y tienen vista a la laguna, al mar o al estero. Algunas cuentan con alberca privada y acondicionamiento para masajes. Por si fuera poco, son autosustentables, tienen placas solares, planta de tratamiento de aguas y purificación de agua para uso del huésped. A fin de permitir el ambiente de relajación y descanso no se aceptan menores de 16 años.
Me instalé en un palafito construido sobre el estero. En la terraza se encuentra una ducha de bambú al aire libre, hamaca y el pequeño muelle donde está disponible una barca con remos para explorar el estero y sus manglares o trasladarte a la playa virgen. Lo único que pueden llegar a molestar aquí son los mosquitos, pero dentro de las amenidades biodegradables ofrecen repelente, además de cama con pabellón.
En las noches puedes contemplar las estrellas desde tu terraza, y no te preocupes si parece que el palafito se mueve al ritmo de la marea. Cada rincón se integra con la naturaleza, para su construcción utilizaron materiales de la zona, con la premisa de no dañar al ecosistema y de respetar el entorno del santuario de la tortuga marina y la laguna El Ermitaño, catalogada por la Unesco por ser un paraíso de aves.
Pero hospedarte aquí no es sólo un acto con conciencia ecológica, también es muy divertido. En las mañanas, si quieres café y galletas tienes que izar la bandera que está en tu habitación, y casi instantáneamente tu pedido llegará. El servicio al cuarto funciona a través de un walkie-talkie, que nombran «call Lupita».
El Hotelito Desconocido tiene dos restaurantes: el Cantarito, ubicado sobre la laguna, y El Nopalito, en la playa. Los alimentos son orgánicos y cultivados en su propia huerta. La especialidad son los pescados y mariscos. Aunque no dejes de probar el pay de plátano y el agua de mango. Cuenta con dos piscinas: una de agua dulce y otra de agua salada.
Es ideal para la práctica de actividades ecoturísticas y de aventura. A partir de mayo integrará un spa. Por si fuera poco, ofrece traslados del aeropuerto en camioneta de lujo o helicóptero. Las habitaciones van de 320 a 1950 dólares con desayuno incluido.