En estos castillos y villas remodelados se consiente a los huéspedes con lo mejor del estilo de vida toscano
No es una sorpresa que los hoteles más enigmáticos de esta región no sean nuevos. Han sido excavados en castillos y palacios e incluso en borghi (pueblos) enteros, diseminados a lo largo de su paisaje. Alguna vez, hace mucho tiempo, estas propiedades deben haber estado fuera del alcance, excepto para unos cuantos; hoy día, los viajeros que tengan ganas de derrochar pueden encender las luces y quedarse a pasar la noche.
«El castillo llama la atención y despierta la curiosidad de quienquiera que pase por esta área», dice Nicola Guerrini, dueño y administrador (junto con su esposa, Katerina) de este castello situado a unos cuantos kilómetros de Siena.
Y no exagera: la fortaleza, a la que llaman «el castillo de las cuatro torres», ha sido propiedad de la familia desde 1850. En 2003 la pareja lo transformó en un Bed & Breakfast. Guerrini se ha ganado la fama de que hace maravillas por sus huéspedes, como conseguirles boletos para la afamada cena Palio, que se sirve en los vecindarios la noche previa a la famosa carrera de caballos en Siena.
El departamento domina los olivares y viñedos de la propiedad, y el cuarto azul tiene vista a la Torre Mangie de Siena. Desde 185 dólares.
No muchos hoteles pueden dirigir a los huéspedes a la iglesia medieval que forma parte de la propiedad. Aunque tampoco la mayoría de los hoteles consisten en un pueblo entero.
Bienvenidos a Borgo La Bagnaia, propiedad que fue la residencia de la familia de Marisa Monti Riffeser por casi 60 años, antes de convertirse en hotel, en 2003. Es el espíritu de esta familia lo que Monti Riffeser trata de expandir a la propiedad.
Tapices y textiles diseñados ex profeso le confieren un estilo único a cada una de las 72 habitaciones y suites amuebladas con antigu?edades de la localidad y objetos que Monti Riffeser coleccionó durante sus viajes. Para huéspedes que quieran estirar las piernas, la campiña circundante es el escenario perfecto para salir de excursión o pasear en coche.
Visita Chiusdino, poblado amurallado con una abadía del siglo XIV y encantadores senderos medievales que se hallan 548 metros por encima del exuberante Valle Merse. Desde 328 dólares.
Hace una década, este palacio renacentista del siglo XV estaba abandonado y a punto de quedar convertido en escombros en una colina de Fiesole, a sólo seis kilómetros y medio de Florencia.
Pero luego de una remodelación que costó 20 millones de dólares, el palacio está lleno de vida. La mayoría de las 45 habitaciones de techos altos, decoradas con chimeneas de mármol y muebles tapizados con terciopelo, tienen vistas a las colinas de la campiña toscana o, a la distancia, al famoso Duomo de Florencia.
Cuarenta empleados calificados se encargan de organizar todo, desde un paseo en helicóptero a Verona, hasta un picnic para dos en los terrenos del Salviatino.
«Incluso irán contigo, si así lo deseas», dice Marcello Pigozzo, propietario de In Salviatino. Desde 393 dólares.