La costa oaxaqueña, de Mazunte a Huatulco, acoge hoteles pequeñísimos, en donde la vida sucede al ritmo del mar
Los grandes complejos hoteleros ya no satisfacen las necesidades de los viajeros que buscan intimidad y autenticidad.
Hoy la tendencia apunta a reducir no sólo las habitaciones, sino a replantear la idea del lujo, que ya no la complace la tecnología ni la elegancia, y reivindicar lo natural, la sencillez como el punto de partida de sofisticados conceptos hoteleros que son una mezcla entre lo boutique y lo casero.
La costa oaxaqueña, famosa por sus playas, por su atmósfera relajada, fauna y flora exuberante, pero sobre todo por su conciencia de recuperar lo propio, ofrece una oferta de pequeños hoteles en los que no sólo te sentirás en casa, sino fuera del mundo. Aquí es casi el paraíso.
Ubicado en una colina, es uno de los hotelitos más nuevos de Mazunte.
Con poco más de un año de operación ya se ha ganado su lugar entre el gusto de los viajeros. Y cómo no. Está integrado por cinco búngalos con vista al mar y alejados entre sí.
La arquitectura ha guardado reminiscencias rústicas propias de la región. La distribución gira en torno a la privacidad. Este es su gran atractivo. Las cabañas son amplias, con tina y un balcón-terraza para que disfrutes de la vista.
Si quieres relajarte, hay un asoleadero que está, digamos, al nivel del mar, aunque la pequeñísima playa a la que mira no es para nadar, sólo es para atrevidos.
¿Quieres un masaje? El spa al aire libre ofrece un menú pequeño pero de calidad.
Debido a su ubicación sobre una colina, los espacios públicos están repartidos de tal manera que nunca te sentirás invadido (como un área con hamacas donde el viento te acariciará).
De las cinco habitaciones sólo una, la 4, está equipada con dos camas queen size, el resto con una king size. Si bien tienen aire acondicionado, dock para iPod e internet inalámbrico, no hay televisión.
El bar-restaurante Amarte Mar que está pegado a un pequeño lounge que sirve de puente entre la piscina desde la cual el horizonte se integra a la mirada, hay un teatro al aire libre donde por las noches se proyectan películas, que el huésped disfruta echado en un puf cómodamente, bajo las estrellas, con una bebida a la mano, y cena, si quieres.
Los platillos están preparados con ingredientes locales y son una mezcla de inspiración del chef y los deseos de los huéspedes.
Ah, por cierto, su café Pluma Hidalgo es el más rico de toda la costa.
Desde 200 dólares en temporada baja, y 280 en temporada alta; incluye desayuno Americano; revisa sus promociones.
Cerrada de Museo de la Tortuga s/n, Playa Mazunte, Oaxaca, tel. (52-55) 5290-2288, zoahotel.com