Contra cualquier predicción, las favelas en Río de Janeiro son una nueva opción para hospedarte. Vive su riqueza.
Bed and Breakfast
Contra todas las predicciones, hospedarse en una favela en Río de Janeiro es una oportunidad para concer la ciudad. Más allá de las noticias y películas, hoy existen posadas de primera calidad en lo que algunas vez fueron zonas marginales e impenetrables. Estas casas son seguras, amigables y fáciles de encontrar.
Para entender este reciente fenómeno del hospedaje es necesario definir qué es una favela. Una canción típica del Brasil compuesta por Cartola, compositor que vivió en una de esas pequeñas calles que escalan los cerros canta: «El alba en el cerro, qué belleza / Nadie llora, no hay tristeza / Nadie siente desazón». La imagen y lo que habita en ellas ha estado en el imaginario colectivo desde hace tiempo y no han sido pocos los sambistas, poetas, músicos que cantan con amor y dolor sobre ellas.
La vida en la favela, marcada por escasez de recursos y servicios, se distingue por la solidaridad de sus moradores, quienes suelen convivir de manera más comunitaria que en muchos otros barrios. Es frecuente, por ejemplo, la creación de la «feijoada» ?plato típico brasileño? que reúne a varias familias vecinas para compartirlo. Al final de un largo día de trabajo es común ver a la gente sacar sillas a la calle y sentarse a tomar el fresco.
La formación de las favelas en Río de Janeiro está relacionada con el fin del periodo de la esclavitud en Brasil, a finales del siglo XIX. Sin opciones de trabajo en el campo, gran parte de los esclavos liberados emigraron a Río de Janeiro, en aquel entonces capital de Brasil, y ocuparon los cerros de la ciudad. Hoy día existen 377 favelas y son por lo general sitios a los que sus guías no les recomiendan entrar; por fortuna esto está cambiando, y la apertura de pequeñas casas de huéspedes ofrecen la opción de vivir una efervescencia cultural inigualable.
Baste decir que la samba nació en una favela. El funk carioca, ahora tan de moda, también surgió entre estas casas amontonadas que viven día a día los contrastes sociales y los atardeceres rojos con la vista de la ciudad. Estas expresiones eran exclusividad de los que vivían ahí, pero desde que se implementaron políticas para pacificarlas y hacerlas lugares libres de violencia y drogas, cada mes se abren más posadas y hostales en estos cerros.
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El pionero y auténtico B&B
The Maze Inn es una de las casas de huéspedes pioneras. Toma el metro hasta la estación «Largo do Machado» o la «Catete». Para llegar a Tavares Bastos aborda un taxi o un camión. Desde la estación del metro te cobrarán dos reales. Si un taxista no quiere subir a la favela no te debes desanimar, ahora el lugar es totalmente seguro, pero algunos conductores no se han enterado o siguen con la mentalidad de hace 10 años, cuando aún el Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar (BOPE, por sus siglas en portugués) no había limpiado estas zonas de narcotraficantes.
Esos fueron los tiempos violentos que provocaron que la gente asocie casi de forma automática toda favela con el peligro, pero Tavares Bastos fue la primera de Río de Janeiro que se limpió completamente. Los que seguro sí suben y te brindarán un contacto único con el territorio son los mototaxis del rumbo que llevan a la gente hasta la cima de la pendiente.
Ellos conocen bien la zona y les puedes decir que vas a «la Casa de Bob», como se le conoce en la zona. Notarás cómo las calles se empiezan a estrechar, lo cual es una de las características de las favelas de Río. Vas a tener que circular por ellas para poder llegar a la posada mientras las casas se amontonan unas sobre otras, mostrando una galería del estilo de vida; la mayoría vive con las puertas y ventanas abiertas.
Verás a los vecinos trabajando, platicando o escuchando música mientras se refrescan con una cerveza afuera de sus casas al tiempo que, frenéticos, los niños patean balones por las calles.
La gente es muy amable y sensible con los visitantes, les gusta ayudar y si tu conductor de taxi o mototaxi ignora la dirección, pídele que pregunte «onde é a Casa do Bob?». Te sonreirán y te darán las coordenadas porque no hay nadie que no la conozca.
Roberto Nadkarni o Bob es un londinense que se mudó a Brasil en los años ochenta y que se quedó encantado con los rumbos de Tavares Bastos cuando un día le dio un aventón a una empleada de su casa. El paisaje le sorprendió porque nunca en otro lugar de esta ciudad había visto una panorámica tan bella.
Poco después decidió quedarse a vivir en la favela y con el tiempo se convirtió un una pieza clave para el exterminio del tráfico de drogas, Bob defendió el potencial del barrio e insistió a la policía que interviniera. En 2003, ya sin traficantes ni crímenes en cada esquina, se dio cuenta de que el camino estaba abierto para iniciar la construcción de una posada que permitiría a los visitantes gozar el barrio.
Es un verdadero Bed & Breakfast inglés con 12 cuartos. La mayoría de los huéspedes son jóvenes, pero también es visitado mucho por familias y gente mayor, como un señor de 62 años, cuenta Bob, que dejó el tradicional Copacabana Palace, por esta posada.
Siempre es una sorpresa descubrir quién puede estar hospedado, la primera vez que visité el lugar, por ejemplo, un grupo de cinco suecos estaba partiendo, dándole las gracias a Bob por los consejos y la experiencia de vivir en una favela aunque sea por algunos días.
Logré platicar con ellos y me confesaron emocionados que habían vivido ahí el hospedaje de sus vidas. Le pregunté a Bob si esto era común y respondió que sí. Él mismo se enamoró del barrio y de la vista y decidió que no volvería a Londres.
Cuando se hace más tarde es hora de explorar la favela y para vivir esto hay que estar preparado para la sorpresa. En la noche son muchos los jóvenes que quieren subir, y no sólo brasileños, sino también extranjeros. ¿Por qué ese furor de encontrar un mototaxi? Debido a las noches de jazz en Casa de Bob. Lo que empezó como una iniciativa para mostrar a los extranjeros la vida en una favela se convirtió en todo un fenómeno que atrajo a la población local.
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Si los turistas entran, dijeron los locales, entonces es seguro y nosotros también tenemos que entrar. El salón principal de la posada no es grande, pero está bien para una buena jam session con músicos de diversas nacionalidades que se van subiendo al escenario para mantener el ritmo. Algunos cariocas saben que pueden llevar a estas reuniones sus propios instrumentos para participar. El resultado es una mezcla de culturas musicales que va del jazz americano a la samba y pagode brasileño hacia el final de la noche.
Es complicado encontrar una mesa entre la multitud que asiste al local, especialmente en la terraza que mira hacia la Bahía de Guanabara, donde llega la música que está dentro del salón, pero no tan fuerte, así que es posible conversar. En el bar es posible comprar cervezas, las famosas caipirinhas y bebidas elaboradas con el aguardiente llamado cachaça.
Lo increíble es también la diversidad de gente que puedes hallar en un concierto aquí. Los vecinos aprueban este tipo de iniciativas porque han descubierto que los visitantes pueden comprar otras cosas que ellos ofrecen, además de que los transportistas locales obtienen ingresos.
Los moradores de Tavares Bastos ahora no compiten con otras favelas en índices de peligrosidad, sino en índices de oferta artística y esto está transformando la ciudad y cómo los que vivimos aquí y los que la visitan la pueden gozar. Así que si vienes a Río y tienes ganas de un hospedaje diferente, hacerlo dentro de una posada u hostal de una favela no es ya mala idea.
DÓNDE PUEDES RESERVAR
The maze Inn Rua Tavares Bastos, 414, casa 66, Río de Janeiro, Catete . Teléfono: (55-21) 2558-5547. www.jazzrio.com
Otros sitios similares:
Pousada Favelinha
Andreia da Silva Martins
Rua Almirante Alexandrino 2023
Morro Pereira da Silva
Santa Teresa, Río de Janeiro.
www.favelinha.com/po
Hotel Favela Cantagalo
Rua Saint Roman 200,
Río de Janeiro.
Tel. (55-21) 2287-4021