Brasil prueba que una gran urbe puede ser compatible con la naturaleza
El bosque urbano de mayor tamaño del mundo pasa casi inadvertido al lado de su célebre huésped: el Cristo Redentor que, desde la cima del Cerro del Corcovado, tiende sus brazos a la ciudad de Río de Janeiro.
El Parque Nacional de Tijuca, declarado reserva de la Biósfera hace más de 20 años, mide casi cuatro mil hectáreas y ocupa 3.5% del área municipal.
Por pequeña que pudiera parecer la proporción, al estar en medio del área urbana contribuye al equilibro hídrico, al control de la erosión de laderas, la prevención contra la sedimentación de los cursos de agua, y la regulación del clima.
El parque fue gravemente erosionado hace más de un siglo debido a la extracción intensiva de madera para la construcción, así como combustible para los ingenios de la zona, pero en 1860 el emperador Pedro II detuvo la explotación del sitio y ordenó su reforestación con especies nativas.
Hoy este bosque tropical alberga no sólo al Cristo que es icono de todo el Brasil, sino a una riquísima variedad en fauna y flora.
Los fines de semana es un sitio que los cariocas frecuentan para hacer rapel, senderismo y bici de montaña en ciertas rutas permitidas (parquedatijuca.com.br).
Al rescate de las favelas en Río de Janeiro
También, esta ciudad brasileña se prepara para ser uno de esos escenarios que atrae todas las miradas: será una de las sedes de la Copa Mundial de Futbol en 2014 y la anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2016.
Así que se ha puesto a hacer limpieza, por lo que ha decidido confrontar el problema urbano de las favelas, los asentamientos pobres enclavados en las lade- ras de los montes que circundan la ciudad, conocidos por ser el hábitat de células del crimen organizado.
El proyecto, denominado pacificación de favelas, comenzó por implantar unidades de policía comunitaria al interior, cuya misión ha consistido en desarticular las cuadrillas del narcotráfico que ahí operan.
Simultáneamente, se ha hecho un esfuerzo por reconstituir el tejido social, fortalecer la identidad y dar un sentido de pertenencia, para lo cual cada favela está creando un museo en el que narra la historia del barrio, espacio en torno al cual se realizan actividades culturales.
Estos museos son también la sede del programa Favela Top Tour, que capacita a jóvenes locales para guiar paseos turísticos que ha resultado muy exitoso y ha derivado en nuevos productos para los viajeros, como clases de samba o degustar una auténtica feijoada al interior del barrio (museudefavela.org).
Rescate de especies y turismo
A sólo cinco kilómetros de las Cataratas de Iguazú, el Parque de las Aves es un sitio original que alberga más de mil aves tropicales: 130 especies provenientes de todos los continentes, muchas rescatadas del tráfico o el maltrato.
El parque alía ecoturismo y educación ambiental y fue el primer zoológico en Brasil en haber logrado la reproducción de tucanes en cautiverio.
A lo largo del sendero de 1400 metros, que atraviesa aviarios ambientados con una vegetación que simula sus hábitats naturales, el colorido del plumaje de estos pájaros es sólo parte del espectáculo.
La experiencia es única por la cercanía con la que puede observarse a las aves, acostumbradas a la presencia humana, que vuelan muy cerca de las personas y se posan a un lado de las pasarelas, de manera que aquí la observación de especies es mutua (parquedasaves.com.br).