Un restaurante en Bogotá, Colombia que logra combinar sencillez y buena comida. Pequeño restaurante con gastronomía tradicional gourmet.
Como los lugares donde lo importante es la comida y no la fastuosidad del local, el restaurante de Diana García, nacida a la orilla de Montería en la costa Atlántica colombiana, es un oasis de sencillez y buena comida. Este pequeño restaurante en Bogotá comprueba que la mejor gastronomía del país es la costeña. Gracias a los ingredientes como los pescados y las notas de leche de coco, yuca, plátano y unos toques de comida árabe (en la costa hubo gran migración de comunidades sirias y árabes que han marcado la cocina costeña), así como la mano exacta de García, lo que uno prueba en este espacio es un festín de sabores sin contradicciones, equilibrados y elegantes.
Sin ser cocina de fusiones, lo que ha logrado la chef Diana García es hacer que los platos típicos costeños, que en algunos casos pueden pecar de excesos y de pesadez para el comensal, tengan un repunte de ligereza. Ha combinado también en la carta un amplio abanico que lo mismo enlaza un pollo caramelizado con pasta de arroz crocante con una salsa thai que las típicas carimañolas, bolitas de yuca rellenas de queso o carne, con una salsa criolla o las arepitas con huevo, una suerte de empanadas de maíz fritas, típico plato colombiano, acompañadas por una crema-nata salada adictiva que lleva por nombre suero costeño.
El plato estrella del lugar, sin dudar, es la posta negra monteriana, una carne de corazón de filete macerada que lleva el largo proceso de cocción de seis horas. Bañada justo por la reducción de su propia salsa y acompañada por un arroz con coco, con pequeños trozos crocantes, patacones de plátano y yuca, además de una ensalada con un aliño muy suave, que refresca todo el conjunto, es un plato que permite acercarse a la complejidad de sabores de la cocina costeña.
Descendiente de una familia que ha estado en el mundo de la gastronomía desde generaciones, otro de los grandes atributos del lugar es la repostería. Un hito básico en las mesas colombianas. La madre de García fue una afamada repostera en Montería que también se hizo de fama en la comida de sal. Desde el pan de mesa hasta los mousses costeños de fruta como níspero, guayaba agria o el pay de maracuyá o el arrollado de dulce de leche, el cierre de un almuerzo está garantizado con un postre (al cual hay que dejarle espacio). Si las frutas son lo tuyo, no olvides pedir un jugo fresco de corozo, zapote o níspero, delicias de temporada. Si no quieres esperar, es mejor reservar a la hora de la comida o se puede optar por el horario de cena. Si vas a Bogotá y buscas un experiencia culinaria que te deje la sensación de alegría, de festiva alegría en el paladar, este restaurante es buena opción. Y es atendido por la misma chef Diana García, cordial y discreta, como el mismo espacio.