En la cima se encuentra la famosa vista de la ciudadela inca y no falta la clásica foto con el cerro de Huayna Picchu.
Continuamos el camino Inca con una larga caminata a lo largo de las vías del tren para cubrir lo que parecía ser la última parte del trayecto. El camino es lo suficientemente agradable como para olvidar el cansancio, pasando por una tupida jungla y al lado de un caudaloso río la mayoría del tiempo.
Después de unas 3 horas se llega a la estación de Aguascalientes, última parada del tren y puerta a Machu Picchu. En este momento, el viajero espera que la recompensa del día sean las ruinas Incas en todo su esplendor, sin embargo todavía falta llegar a la cima de la montaña para apreciarlas. Si bien cabe decir, los abusos al turista continúan, pues se da la opción de comprar un boleto de camión por 18 dólares (15 minutos) ó subir 3 kilómetros por una empinada montaña.
En este punto de la travesía, optamos por tomar el camión…
En la cima se verifican los pasaportes de cada visitante junto con los boletos previamente adquiridos por 40 dólares, y se da acceso al sitio. Las vistas de la ciudadela son impresionantes y no falta la clásica foto con el cerro de Huayna Picchu en el fondo. Desde aquí podemos ver las casas, los templos, las terrazas y el puente del Inca que se encuentra en medio de una temible ladera.