Un platillo con un universo infinito de versiones.
Pocas recetas parecen tan simples y son tan complejas como los chilaquiles.
Parten siempre de una base de totopos y una salsa, con una guarnición de queso, crema y cebolla. Y de ahí pasamos a un universo infinito de posibilidades: verdes o rojos, queso fresco o cotija, divorciados, crujientes o blandos; y acompañados de pollo, huevo, o carne de algún tipo.
En la Ciudad de México podemos encontrar establecimientos de todos los niveles que ofrecen este platillo mexicano: desde puestos callejeros, hasta opciones gourmet en restaurantes lujosos.
El Bajío: En este restaurante, además de los chilaquiles tradcionales, se ofrecen los chilaquiles negros. La salsa es a base de mole y, como ingrediente de acompañamiento se puede elegir chicharrón.
La esquina del chilaquil: Es un puesto callejero ubicado en la colonia Condesa, que ofrece tortas rellenas de chilaquiles, se puede escoger entre verdes o rojos, y milanesa de pollo y cochinita pibil para complementar. Se recomienda llegar temprano, pues al mediodía se les termina la mercancía.
El Cardenal: Servidos en una cazuela de barro, los chilaquiles verdes con pollo son toda una especialidad y emblema de este restaurante con cuatro sucursales, la más popular y la original está en la colonia Centro.
Condesa DF: Este hotel boutique ubicado en la Condesa, uno de los barrios más famosos de la ciudad, ofrece unos chilaquiles que se han vuelto un favorito entre sus comensales desde 2006. Tanto los verdes como los rojos son excelentes y ambas salsas son elaboradas en casa. El distintivo del restaurante es que puedes ir acompañado por tu perro.
Imagen tomada de restauranteelcardenal.com