Esta antigua tradición ha pasado de lo cotidiano a lo cosmopolita en la urbe oriental.
La silueta sexy de cuello mandarín es un símbolo icónico de China, conmemorado diariamente por las damas que toman el almuerzo («tai tais») y se deslizan a través de la ciudad en vestidos de seda.
En el siglo XIX, el cheongsam era una bata suelta que llegaba hasta el piso, usada por hombres y mujeres. Sin embargo, en 1920 las mujeres chinas cosmopolitas de Shanghái y Hong Kong comenzaron a usar versiones más parecidas a los vestidos occidentales. Esta moda fue un éxito, y los modistos competían para ver quién podría lograr los estilos más elegantes.
«El cheongsam es nuestra alta costura parisina», dice Li Fu Hing, administrador de Baron Kay, sastrería con 50 años de tradición (Moby Rd. 43, Kowloon).
A partir de 1950, las damas de Hong Kong usaban cheongsams todos los días. En la actualidad, las mujeres compran cheongsams principalmente como ropa formal. El señor Leung Long Kong es uno de los últimos sastres de cheongsams de la «edad dorada». A pesar de estar en sus setenta, aún trabaja en su establecimiento (Sharp St. East 5B, Causeway Bay).
Le lleva dos semanas desde la toma de medidas hasta el acabado,y su tarifa comienza en 450 dólares. En Hong Kong hay tiendas como Baron Kay y Linva (Cochrane St. 38, Central) que entregan un cheongsam en unos días por 350 dólares.