Legal o no: Cásate en las Vegas
Autor: Valerie Hamilton /dpa Fecha: 2015-10-08
Johnny Baltazar tenía muy claro qué regalarle a su mujer por su decimoctavo aniversario de casados: ¡otra boda! Y sabía exactamente dónde quería que fuera: en Las Vegas, la autoproclamada «capital mundial de los enlaces matrimoniales».
Recientemente, Baltazar sorprendió a su esposa, Perla Macedo, con un viaje relámpago desde su casa de Toluca, en México, hasta la «ciudad del pecado» estadounidense y, una vez allí, a la capilla Viva Las Vegas.
Pagó unos 600 dólares por una ceremonia de 15 minutos llevada a cabo en español por un imitador de Elvis enfundado en un traje de lentejuelas, que interpretó «I Can’t Help Falling in Love With You» mientras él llevaba a su mujer al altar.
«Ahora tenemos una historia que contar», dijo Macedo. «Ahora ya podemos decir que también nos casamos en Las Vegas».
Más de 80,000 parejas solicitan cada año la licencia de matrimonio Las Vegas. Cuatro de cada cinco provienen de fuera de la ciudad y aportan al sector turístico unos 2,000 millones de dólares, señala la portavoz del Condado de Clark Lynn Goya.
Pero al igual que las tasas de matrimonio están descendiendo en todo el mundo, Las Vegas también se ve afectada. Según Goya, la caída es de más de un tercio en sólo diez años.
Por eso, el condado quiere reavivar el negocio de las bodas para que las campanas vuelvan a repicar de nuevo en Las Vegas. Y lo hace vendiendo la experiencia como algo que ninguna pareja debería perderse, se casen «legalmente» o no.
Ron DeCar, dueño de Viva Las Vegas, calcula que la mitad de las 4,500 ceremonias que alberga cada año su capilla son de «renovación de votos». Es decir, las parejas casadas celebran otra boda como mera diversión.
El complejo matrimonial Vegas Weddings, que cuenta con varias capillas, ha «recasado» a matrimonios que llegan desde tan lejos como Hungría o Corea. Y según contó su directora de marketing, Ann Parsons, tiene previsto abrir una nueva capilla dedicada exclusivamente a este tipo de enlaces.
Los 42 millones de visitantes que la ciudad recibe anualmente, la mayoría ya casados, suponen un «enorme mercado potencial» para el negocio de las bodas, sostiene Parsons.
Según Goya, aunque el condado no registra las renovaciones de votos, estos «sí quiero» suponen entre un cuarto y la mitad de todas las ceremonias que se llevan a cabo en la ciudad.
Como las parejas ya están casadas, no necesitan licencia. «Sólo quieren una boda en Las Vegas». Y como la ciudad misma, el negocio de los matrimonios también tiene variantes para todos los gustos que uno se pueda imaginar.
Así, las parejas pueden prometerse amor eterno en un helicóptero, en medio de un casino, sobre una moto o en un acuario de agua salada, y con ceremonias oficiadas por actores que imitan desde Elvis a Grim Reaper.
Además, los hoteles temáticos que emulan la torre Eiffel de París o el edificio Chrysler de Nueva York y los canales de Venecia suman un punto de «glamour» como «destino» para las bodas más lujosas.
En un país en el que las parejas gastan de media más de 31,000 dólares en sus bodas, según una encuesta de TheKnot.com, uno de los puntos fuertes que atrae a tantos a Las Vegas es que allí casarse es fácil y barato.
La boda básica de Vegas Weddings incluye maestro de ceremonias, fotógrafo y ramo de novia a partir de sólo 199 dólares. Justo al lado, novios y novias pueden alquilarse traje y vestido y, a la vuelta de la esquina, las oficinas del condado emiten licencias desde primera hora de la mañana a media noche, los siete días de la semana.
No obstante, esto también ha mermado un poco la imagen de la ciudad. En el imaginario popular, Las Vegas es el lugar donde «te emborrachas, te casas y te levantas al día siguiente preguntándote ‘¿qué he hecho?’», explica Parsons.
Y sostiene que, aunque el cliché es divertido, también es falso, aunque algunos hayan contribuido a la leyenda. Así ocurrió con el cantante de Guns’n’Roses Axl Rose, que pidió el divorcio apenas un mes después de casarse allí en 1990.
O con Carmen Electra y la estrella de la NBA Dennis Rodman, que pidieron la nulidad nueve días después de darse el «sí». Y en 2004, el matrimonio de Britney Spears con un amigo de la madrugada a las 05:00 de la madrugada duró tan sólo 55 horas.
Eso sí, si en algo han influido estos matrimonios fallidos en el negocio de las bodas, es para impulsarlo. Según Goya, el año en que Spears anuló su enlace solicitaron casarse 8,000 parejas por encima de la media.