FORO. (Mayo 2011). Omar López Vergara
Lo diré tal cual: me uno del todo a la protesta nacional contra la construcción del llamado «Cabo Cortés», un complejo hotelero de casi 4000 habitaciones proyectado en el Cabo Nacional Cabo Pulmo, en el Golfo de California. Independientemente de las argucias técnicas de gobernantes y leguleyos , me parece un crimen que siquiera se contemple la posibilidad de afectar esta zona que el propio Jacques Cousteau denominó alguna vez «el acuario del mundo». ¿Cómo se pretenden erigir aquí regordetes campos de golf, marinas y plantas desalinizadoras sin afectar uno de los arrecifes más gloriosos del mundo?
De todos es conocida esta tendencia nacional a expresar condenas enérgicas sobre todos los acontecimientos que ya no tienen remedio (incluso hubo quien lo hizo al respecto del reciente y doloroso tsunami japonés). Espero que con los artículos de los ecólogos Octavio Aburto y Enric Sala, que se publica en esta edición, las condenas enérgicas pasen a más hechos concretos y que se cancele de una vez por todas la construcción de esta -aquí si cabe el término- aberración contra natura.