Después de meses de viaje llegamos a donde la tierra sudamericana se termina.
Desde del paso fronterizo de San Sebastián, comenzamos a recorrer la última parte del territorio austral argentino. Por primera vez en meses, volvimos a ver el Océano Atlántico a la izquierda del camino. Podría parecer un detalle poco significante, pero nos recordó la magnitud de las distancias que habíamos recorrido.
La Isla de Tierra del Fuego cambia drásticamente cerca de la ciudad de Río Grande. Quedaron atrás las desoladas planicies, y aparecieron montañas boscosas. Conforme avanzaba el día, el clima empeoró y una tormenta nos atrapó en las cercanías del Cabo Penas. La lluvia nos siguió durante todo el camino, y los fríos vientos antárticos hicieron el recorrido imposible.
A pesar de que la distancia hasta Ushuaia no era tan grande, el lento paso nos retrasó bastante y pronto cayó la noche. Subimos más por las montañas cercanas al Lago Fagnano y el hielo comenzó a aparecer sobre el camino. Con todas estas dificultades, llegamos a Ushuaia cerca de las 10 de la noche y a pesar del cansancio nos felicitamos mutuamente por llegar hasta ese lugar. La lluvia caía sin cesar y encontrar un lugar en dónde dormir nos tomó horas.
Mojados, cansados y hambrientos llegamos al portal de una pequeña casa de huéspedes, donde la hospitalaria dueña nos hizo sentir como en casa.
A la mañana siguiente, repuestos del recorrido del día anterior, decidimos conocer la ciudad más austral del mundo. Además de ser un punto geográfico y puerto militar importante, cada vez adquiere mas renombre como destino turístico Las autoridades locales han convertido la antigua penitenciaria en un gran museo sobre la historia de la ciudad y su evolución desde colonia penal a importante puerto y punto de referencia marítimo.
Es interesante conocer todos los naufragios e importantes expediciones polares que han tenido su origen en la ciudad y el legado de todos los aventureros que han estado ahí desde siglos atrás. También nos sorprendió ver la fuerte influencia que la Guerra de las Malvinas dejó en esta ciudad, ya que al ser el puerto desde donde muchas de las tropas partieron a combatir tiene un nexo especial con el conflicto. El espíritu nacionalista es muy fuerte y por todos lados se ven los letreros y consignas como:»Las Malvinas son y serán Argentinas».
A pesar del frío, hay bastantes turistas que visitan Ushuaia, muchos vienen aquí para después seguir en barco hacia la Antártida, camino que tratamos de imitar, pero por los elevados costos, quedó fuera de nuestras manos. Un poco desanimados pensamos que tal vez podríamos visitar Puerto Williams, un pequeño puerto Chileno en una isla más al sur de Ushuaia y desde donde se desafía el título de «ciudad mas austral» que ostentan los argentinos. Sin embargo, el cruce se complica y por ello decidimos conformarnos con lo que habíamos logrado hasta ese momento: 21,600 kilómetros recorridos, 12 Países, 16 Cruces Fronterizos, 1 Velero, cuatro Ferrys, dos Barcazas y se nos había terminado el continente. Ahora nos quedaba descansar unos días, cambiar de rumbo hacia el norte y seguir adelante. ¡Próxima parada Buenos Aires!