Iniciamos nuestro camino hacia el norte, dejando Tierra del Fuego y bordeando la costa de los departamentos de Santa Cruz y Chubut.
Dejamos Ushuaia atrás y comenzamos por primera vez en meses a movernos con rumbo al norte. Recorrimos nuestros pasos de vuelta hacia territorio chileno y una vez en Puerto Espora, esperamos un ferry para cruzar de nuevo el estrecho de Magallanes.
A corta distancia volvimos a cruzar la frontera y nos dirigimos hacia Río Gallegos para pasar la noche. Desde aquí nuestros avances se aceleraron notablemente, dejamos atrás la cordillera y las dificultades de la Ruta 40 a cambio de extensas planicies y la eterna recta que es la Ruta 3.
A buen paso llegamos hasta Puerto San Julián donde disfrutamos de la agradable bahía. Una vez mas nos encontramos con vestigios de la Guerra de las Malvinas en la forma de monumentos a los aviadores caídos.
Pronto seguimos nuestro camino, ahora recorriendo la totalidad del departamento de Santa Cruz y cruzando hacia el de Chubut.
Nos detuvimos en Rada Tilly y poco más tarde en Comodoro Rivadavia, donde nuestro viejo amigo Sebastián y su familia nos acogieron con los brazos abiertos durante algunos días y nos invitaron a un verdadero festín en la forma del tradicional asado argentino. Enormes cortes de res, vacío, picana, chorizo, morcilla y chinchulines saltaron a la enorme parrilla. Incluso un poco de cordero hizo su aparición.
La leña se consumió poco a poco y fuimos probando de todo mientras el vino seguía su torrente, también había algo de ensalada y otras delicias a la mesa, pero creo nunca le quitamos el ojo al río de carne que fluía ante nuestros ojos.
Después de experimentar estas delicias y abusar de nuestros anfitriones, partimos con mucho pesar y seguimos nuestros camino hacia el norte.
Para variar un poco de escenario cambiamos la conocida Ruta 3 por un camino menos recorrido y nos acercamos más a la costa para detenernos en Puerto Camarones, la ciudad más antigua de la provincia.
Este pequeño pueblo nos dejó muy buen sabor de boca; tiene un ambiente espléndido y muy relajado, los pobladores son muy amables y la pequeña bahía donde se ubica el puerto es muy agradable al atardecer. Acampamos justo frente a este lugar y desde aquí nos prepararíamos para nuestro próximo destino: Punta Tombo.