Vence tus miedos en Blue Mountain, Ontario.
¡No te va a pasar nada, estás en Canadá!, me dice un fotógrafo al que conocí días atrás al titubear para deslizarme de la copa de un árbol a otro, y es que estaba a más de 15 metros de altura, pero de alguna manera su firme creencia en la seguridad de un país del primer mundo me dió la confianza necesaria para continuar. La experiencia se llama Timber Challenge High Ropes (desafío en cuerdas altas), y es posible realizarla en varias partes del mundo como Inglaterra, Australia o Nueva Zelanda; en Blue Mountain, un tranquilo resort de esquí ubicado en el corazón del bosque de las cataratas del Niágara, es una de las atracciones que ofrecen a sus visitantes cuando no hay nieve, además de otras como el Ridge Runner Mountain Coaster, una especie de carrito que serpentea la montaña y va tan rápido como tú lo permitas.
No es necesario tener algún tipo de entrenamiento previo, pero sí algo de fuerza y equilibrio. Antes de iniciar, el staff del lugar se encarga de colocarte guantes, casco y arneses de seguridad para que todo el tiempo vayas sujeto a una línea guía, aunque con todo el equipo puesto y en acción, la sensación es la de no traer nada.
En total son siete diferentes recorridos, adaptados a tres niveles de dificultad y más de 75 elementos aéreos -como ellos los llaman- entre puentes colgantes, escaleras, redes, tirolesas y pequeños trozos de madera. Tienen que superarse de manera progresiva.
Los precios para mayores de 16 años son de 49 dólares canadienses, para niños de 9 a 15 años es de 39 dólares. Está abierto al público del 20 de junio al 2 de noviembre, de 10 de la mañana a 6 de la tarde, y si las condiciones lo permiten, hasta las 8 de la noche.
Encuentra más detalles de esta actividad en la edición de septiembre de la revista National Geographic Traveller.