El milagro que ocurre en la región más arida del mundo.
Con el título de la región más árida del mundo, Atacama seduce a sus visitantes con géiseres activos, dunas de arena que nada les piden a las de Medio Oriente y las noches más estrelladas del planeta. El desierto, que ocupa cerca de 14 % del territorio chileno, apenas conoce la lluvia, pero su carencia de agua la compensa con postales que se antojan como de otro planeta. Una de ellas, camuflada entre volcanes altiplánicos y salares que se extienden hasta el horizonte, es protagonizada por la laguna Cejar, un oasis salado con propiedades curativas.
En el corazón del desierto, Cejar se presenta como un espacio doblemente milagroso. Primero, por la simple presencia de agua, un bien prácticamente inexistente en la región, y segundo, por su alta salinidad, que si bien priva de potabilidad a la laguna, la dota a su vez de su principal atractivo: aun contra toda voluntad, los cuerpos flotan. Gracias a su concentración de sal y litio, superior a la del mar Muerto, resulta imposible hundirse en las aguas turquesas de Cejar. La laguna, abierta al público en general, ha ganado fama gracias a su barro curativo y baños ?antigravedad?.
Para conocer más de estas aguas curativas busca la edición de junio 2016 de National Geographic Traveler.
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