El Ártico se descongela rápidamente, pero las condiciones de trabajo aún son brutales, y no hay ganancias fáciles en la carrera por explotar sus recursos.
Una noche nevada de diciembre, con temperatura de -20°C, unas docenas de trabajadores del campo de gas escupen y maldicen mientras caminan arrastrando los pies junto con los remolques que sirven como estación de trenes cerca de Salejard, capital del distrito autónomo de Yamalia-Nenetsia. Todos aguardan el tren de las cercanías que los conducirá a las entrañas del Ártico.
Para llevar a los trabajadores hasta Bovanenkovo, Gazprom tuvo que construir su propio ferrocarril de 570 kilómetros, que incluye un puente de tres kilómetros sobre el río Yuribey. Es un recorrido de 24 horas.
Una vez en el campo, cuatro hombres comparten una habitación en los acogedores dormitorios, trabajando de 8 a.m. A 8 p.m en turnos de un mes. Cuentan con gimnasio, salón de juegos y un spa de sal que, supuestamente, les ayuda a recuperarse del seco aire ártico.
?Esta rutina no es para cualquiera -asegura Pavel Dmítrevich Bugayev, viajero veterano originario de Nizhni Nóvgorod, 1,600 kilómetros al suroeste-. El trabajo es difícil, pero el dinero es bueno y viene con muchas prestaciones. Mi esposa se queja a veces de que la vida sin mí es dura, pero no como antes, cuando me desaparecía un mes. Ahora estamos conectados por internet y Skype?.
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La fascinación de Rusia con el Ártico y sus riquezas potenciales data, al menos, de los tiempos de Pedro el Grande, cuya ambición de crear un mapa de la costa siberiana condujo a la Gran Expedición del Norte, en los años treinta y cuarenta del siglo XVIII. Vladimir Putin continúa con esa tradición de destino manifiesto, al extremo de reclamar más de un millón de kilómetros cuadrados del océano Ártico. Pero expertos rusos en petróleo y gas dicen que no tiene opción, pues 90% de las reservas de crudo del país yacen en el ártico o la región subártica.
?El predicamento actual de Rusia es muy simple -explica Konstantín Símonov, director del Fondo Nacional de Seguridad Energética, con sede en Moscú-. Los yacimientos de gas descubiertos en los años sesenta del siglo XX fueron el fundamento para las décadas de dominio ruso en el mercado global de gas natural. Ahora, esos gigantes de la era soviética están en decadencia. El siguiente paso lógico es ir más al norte, al Ártico?.
El Ártico podría albergar hasta 16% de los recursos mundiales de petróleo que no han sido descubiertos, casi todos mar adentro. No obstante, los problemas para operar en un ambiente tan difícil entorpecen el auge petrolero que muchos han vaticinado. Hace poco, varias compañías abandonaron sus proyectos de exploración mar adentro y solo quedan dos plataformas que producen petróleo en las aguas heladas.Encuentra el artículo completo en la edición de marzo de la revista National Geographic en Español.