Los anfibios de vivos colores fueron descubiertos recientemente en la selva atlántica de Brasil.
?De lo bueno poco?, es lo que piensa el equipo de científicos que descubrió recientemente siete nuevas y diminutas especies de ranas en la selva atlántica de Brasil.
Las nuevas especies pertenecen al género Brachycephalus, un grupo de ranas conocidas por su minúsculo tamaño y sus colores brillantes. Estos anfibios son algunos de los vertebrados terrestres más pequeños, con algunas especies que sólo crecen alrededor de 0.3 pulgadas (un centímetro) de largo.
Sus marcas llamativas podrían advertir a los depredadores potenciales que su piel contiene toxinas muy potentes.
La mayoría de las especies de Brachycephalus sólo se encuentran en unas cuantas cimas de montañas en los bosques nubosos de Brasil. Estas especies tienden a quedarse aisladas entre sí debido a los valles de hábitat inadecuado que no pueden cruzar, y que esencialmente forman aisladas ?islas del cielo?.
Marcio Pie, profesor de la Universidad Federal de Paraná en Brasil, pensó que la inaccesibilidad de estos hábitats montañosos podía significar que albergaban especies desconocidas.
Así, Pie y su equipo llevaron a cabo una serie de expediciones de campo a los bosques nubosos en los estados de Paraná y Santa Catarina, en el sur de Brasil, para buscar nuevas especies de ranas.
Las nuevas ranas se distinguen entre sí por su coloración y la textura de su piel. Pie dice que, en general, son similares a otras especies de Brachycephalus en cuanto a la forma del cuerpo, sus pequeños tamaños y su poca capacidad para saltar. (Fotografías: Ranas venenosas)
Futuro Incierto
Mientras que la primera especie de Brachycephalus fue descrita en 1824, la mayoría de las especies de este género han sido descubiertas en los últimos 15 años. Esto se debe en parte a la dificultad para llegar a los sitios remotos en los que viven.
?El trabajo de campo suele implicar dos a ocho horas de traslado por caminos accidentados para llegar a los lugares propuestos, y el mismo tiempo para regresar?, dice Pie, cuyos hallazgos fueron publicados en la edición del 4 de junio en la revista PeerJ.
Ahora, Pie y sus colegas han añadido una más a las 21 especies de Brachycephalus ya conocidas. Pie espera que aún más puedan ser halladas en los próximos años.
Aunque se sabe poco sobre las poblaciones de estas especies nuevas, Piel y su equipo están preocupados por su futuro.
Dado que los animales están confinados en bosques nubosos en una o unas cuantas cimas de las montañas adyacentes, son vulnerables a la extinción. Estos bosques son muy sensibles a los cambios climáticos y también enfrentan amenazas de deforestación para las plantaciones de pino y la ganadería.
?La preservación de estas áreas es muy importante no sólo por la conservación en sí, sino, en primer lugar, para poder entender cómo es que se generaron tan altos niveles de biodiversidad", explica.
Pie y su equipo están trabajando con las agencias de protección ambiental estatal y federal, para proponer la creación de reservas en esta región de la selva tropical atlántica.
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