Se creía que la especie había desaparecido.
Desde la década de 1970, los científicos no veían al mono colobo rojo de Bouvier, al que durante mucho tiempo se creyó extinto. Pero a finales de febrero, dos investigadores independientes, Lieven Devreese y Gaël Elie Gnondo Gobolo, lograron localizarlo en el Parque Nacional Ntokou-Pikounda, en República del Congo, un área de 2,824 kilómetros cuadrados, establecida en 2013, con la ayuda de la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre.
La fotografía de Devreese, que muestra a una hembra con su descendencia, es la primera que se toma y confirma la existencia de la elusiva especie a la comunidad científica.
Aunque fue descrito anteriormente, en 1887, es muy poco lo que se sabe sobre el colobo rojo de Bouvier (Piliocolobus bouvieri), el cual está clasificado como ?en crítico peligro de extinción?.
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La población local, por su parte, ya estaba al tanto de la existencia del mono, dijo Devreese. Trabajó con guías locales para encontrar las mejores zonas para detectarlos.
?Por supuesto que sentí una gran satisfacción, y alivio?, dijo Devreese, quien incluso organizó un evento para recaudar fondos en el sitio de crowdfunding Indiegogo (donde la gente puede aportar recursos vía internet para apoyar determinado proyecto), para ayudar a financiar la expedición.
?Desde el principio estaba claro que los lugareños conocen bien la especie, por lo que no quería fallar?, dijo.
?Los científicos no habían visto la especie durante varias décadas, pero sólo porque nadie la había buscado, a pesar de que algunos investigadores habían reclamado la búsqueda?, externó.
El difícil terreno congolés, lleno de pantanos y ríos, puede haber contribuido a la larga espera de la primera foto de la especie en el mundo.
?La zona es de difícil acceso, sólo a través de los ríos, y no sé de ninguna ONG que trabaje en la zona?, explicó Devreese.
?Siempre es alentador ver la evidencia fotográfica de que una especie que se creía extinta no lo es?, comentó Valerie Schoof, postdoctorada en el departamento de antropología de la Universidad McGill y beneficiaria de National Geographic. (Lee: Tortugas gigantes se alejan de la extinción)
Schoof dice que lo intrincado del terreno que los monos llaman hogar es en cierto sentido un arma de doble filo, pues los protege de amenazas humanas, pero a la vez limita la capacidad de los científicos para estudiarlos.
?Las áreas de los ríos y pantanos que, al parecer, estos monos prefieren, dificultan el trabajo de los científicos, pero las características del propio hábitat también podrían limitar el interés o la capacidad del ser humano para extraer recursos forestales, como la caza orientada al consumo de carne de animales silvestres o la tala de árboles?, advirtió Schoof.
Schoof también señaló que la expedición probablemente fue exitosa gracias a la ayuda de los lugareños que están familiarizados con la zona.
?Las fotografías resaltan la importancia de involucrar a las comunidades, donde el conocimiento local puede ser útil para confirmar la supervivencia de poblaciones locales de especies en crítico peligro de extinción?, destacó Schoof, quien añadió que el tamaño y la viabilidad de la población tienen que estudiarse ahora.
Por su parte, Devreese dice que espera que las fotos ayuden al parque insuficientemente financiado, que el colobo rojo de Bouvier considera su hogar, a obtener el apoyo que necesita.
?Esperamos que nuestro descubrimiento llame la atención hacia el parque?, dijo, ?para que tal vez una ONG internacional se involucre en la labor del personal del parque congoleño?.
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