Un ser vivo que se extiende, se extiende y se extiende.
Me cuentan que la viña kudzu crece 2.5 centímetros en una hora. Una rapidez de locura, digo yo. Una sola rama de kudzu puede medir 30 metros, quizás hasta el doble del tamaño de los árboles a los que se aferra. Además, las viñas improvisan. Al tocar el suelo, echan raíces. Si tocan rocas, desarrollan ventosas y se adhieren a la superficie.
Las viñas ?luchan por subir a la luz, por cualquier medio necesario?, escribe la geobióloga Hope Jahren, en su nuevo libro Lab Girl, haciendo uso de ?puras agallas y un absoluto descaro?.
Has visto esas viñas ?en edificios, trepando por los troncos de los árboles-, pero quiero mostrarte una que es tan descabellada, tan monstruosa, que nunca volverás a pensar en las viñas sin sentir escalofríos. Esta viña está a punto de tragarse a la Ciudad de Nueva York, completita: puentes, edificios, pavimento, todo. Gracias a Dios, es una fantasía creada por cineastas demoniacos de Suiza y Alemania, quienes la imaginan desarrollándose dentro de un inocente roedor que se tragó la semilla. Luego crece en los intestinos, sale hacia el aire, y se extiende, se extiende y se extiende siguiendo las reglas básicas de la ?viñez?, es decir: envuelve todo lo que parezca resistente, y nunca deja envolver.
Esta viña envolverá y aplastará Manhattan en menos de lo que tarda el video de cuatro minutos.
?Las viñas no son siniestras ?escribe Jahren-. Solo son irremediablemente ambiciosas?. Pero bueno, habla de las viñas de verdad. Estas, siendo menos que reales, son mucho más espeluznantes.
Las viñas son implacables
Lo genial del video, compuesto como tesis de licenciatura en Filmakademie Baden-Württemberg, Alemania, es que respeta ?en cierta medida- lo que sabemos de las viñas.
?La única debilidad de una viña es su debilidad ?escribe Jahren-. Tiene el deseo desesperado de crecer tan alta como un árbol, pero no posee la rigidez necesaria para hacerlo con cortesía?. Así que busca, frenéticamente, cualquier cosa que le brinde apoyo; un árbol, una celosía, un edificio, una torre, un puente, lo que sea. E igual que las viñas que ves en el filme, una vez que empiezan, no se detienen.
?Las viñas son perennes ?escribe Jahren-, y eso significa que no descansan ni un día; no tienen largas vacaciones invernales como los árboles caducifolios que escalan con tanto trabajo?. Y como ves en el video, no florecen y producen semillas sino hasta que alcanzan un punto elevado en la bóveda arbórea del bosque (o un rascacielos, o un pent-house). Solo entonces ?cuando son más fuertes y han alcanzado su máxima altura-, escupen dichas semillas.
¿Qué sobrevive?
Por alguna razón, en ese momento es cuando el Puente de Brooklyn se viene abajo.
¿Por qué causan eso las semillas? No lo sé. De modo que, sí, hay algunas cosas que objetar. Pero lo que me puso a pensar después de ver el video, por segunda vez, fue: ¿Qué habría sobrevivido al Ataque de la Viña de Gotham? Toda la gente ha muerto. Eso es un hecho. Los edificios terminarán por caer. Los túneles del metro se inundarán, convirtiéndose en ríos. ¿Qué podría sobrevivir?
Hace unos años, el reportero Alan Weisman escribió un libro muy exitoso titulado The World Without Us (El mundo sin nosotros), y en ese libro intentó imaginar lo que pasaría con todo lo que el hombre ha creado en la Tierra si, de pronto, la humanidad desapareciera permanentemente. Edificios, carreteras, alcantarillas, paredes, casi todo rastro nuestro desaparecería a la larga, escribió, pero lo que perduraría más tiempo, debido a que ?las propiedades químicas de su cerámica horneada no [son] muy distintas de los fósiles?, resultó ser ?entre todas las cosas- el azulejo de baño.
Quizás la Gran Estación Central se haga polvo, pero las paredes del sanitario de caballeros seguirían en pie ?al menos sus azulejos-, y algún terrícola del futuro, olfateando muy, muy cuidadosamente, podría percibir un muy tenue rastro de nosotros: nuestro último perfume. Y para mayor ironía, Weisman cree que los objetos gruesos de hierro fundido también perdurarían, de modo que ese mismo terrícola del futuro igualmente podría topar con un hidrante, eminentemente intacto, plantado al azar entre dos cactos desérticos, y al inclinarse muy cerca, podría captar el olor de otro animal antiguo, Canis lupus familiaris, también conocido como ?Max? o ?Duque?, el cual hacía en ese hidrante lo mismo que nosotros en los sanitarios de azulejos.
De modo que pasaría mucho, pero mucho tiempo para que desapareciéramos por completo. Lo que cuestiona este nuevo video es: ¿Acaso una viña aniquiladora súper mejorada, que cubre al mundo en un verdor mortífero, podría borrarnos mucho, mucho más rápido? ¿Y además, completamente? Es una buena pregunta. Las súper viñas tal vez puedan destrozar azulejos de baño. Pero, ¿hidrantes? Voy a pensarlo.
Roman Kaelin, Falko Paeper, and Florian Wittmann, produjeron el video Wrapped.