Se hace un pacto internacional para reducir la contaminación con mercurio
El pasado 19 de enero, más de 140 países miembros de las Naciones Unidas acordaron un pacto en Ginebra para controlar las emisiones de mercurio a nivel internacional.
El mercurio es una sustancia altamente tóxica que se encuentra comúnmente en productos como pilas, termómetros e inclusive cremas. Se emite en plantas que utilicen carbón como fuente de energía y es parte de varios procesos industriales como la minería. Sin embargo, la forma más peligrosa de exposición es la ocasionada por alimentos: Algunos peces como el atún contienen un alto índice de mercurio.
El mercurio puede ocasionar graves daños a la salud. En fetos e infantes, puede provocar graves daños en el desarrollo del sistema nervioso, ocasionando retraso mental, problemas del lenguaje e inclusive afectaciones motoras y visuales. En adultos, también tiene repercusiones sobre el sistema nervioso, provocando insomnio, temblores y alteraciones en la visión, así como daño en los riñones y su funcionamiento.
En los últimos años, se ha observado un incremento en la cantidad de mercurio utilizado y desechado por la industria de países en vías de desarrollo (los países asiáticos siendo los principales emisores). La Unep, programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, estableció que la concentración de mercurio en océanos se ha duplicado en el ultimo siglo; habiendo actualmente aproximadamente 260 toneladas del metal en ríos y lagos transportándose al océano.
La Asociación Mundial del Carbón indicó que la quema de carbón contribuye con el 24% de las emisiones globales de mercurio, y que esta cifra podría reducir en un 90% si se utilizaran tecnologías adecuadas.
Es por esto que las Naciones Unidas decidió elaborar el Convenio Minamata, que establecerá una serie de normas para controlar y reducir la emisión de mercurio a nivel mundial. La convención atenderá ámbitos como el comercio de mercurio, la utilización del mismo en productos y procesos industriales y las medidas de seguridad que se llevarán a cabo para reducir emisiones en pequeña y gran escala.
El convenio se firmará el próximo octubre en Japón. Lamentablemente, Michael Bender, co-coordinador de la campaña Zero Mercury Working Group, establece que éste podría tardar en entrar en vigor entre cinco y diez años, dada la flexibilidad que manejará para con las empresas involucradas.