En algunas épocas, el ajolote se consideraba un animal sagrado.
El axolotl divide las aguas: a muchas personas les genera una enorme ternura, pero a otras les produce un inmediato rechazo. Lo cierto es que estos pequeños anfibios se ven jóvenes casi durante toda la vida y son poco comunes.
En el acuario de Ana María no suceden grandes cosas, mientras Leandra, su nueva compañía, parece sonreírle con su cuerpo rosado.
Estos animalitos pertenecen a la familia de las salamandras topo y a los caudados. Su nombre en azteca significa "monstruo acuático".
Hubo épocas en las que el ajolote era considerado sagrado y otras en las que era degustado como un alimento gourmet.
Hoy en día son una especie en peligro de extinción que vive sólo en los canales de Xochimilco de la Ciudad de México, y parece que si no hubiera ajolotes en acuario, probablemente ya no existirían.
Para Ana María, Leandra es un ejemplar tierno que parece sonreír.
Muy sorprendentes
Los primeros ejemplares de ajolotes llegaron desde México a Europa con Alexander von Humboldt, en 1804.
En toda su vida, estos anfibios no dejan de ser una larva, lo que se debe a que no tienen hormona tiroidea, la cual si se les suministrara, los haría desarrollarse hasta convertirse en una salamandra de tierra. La metamorfosis, advierten sin embargo los especialistas, implica grandes riesgos.
Entre sus características más extraordinarias, el axolotl posee una capacidad asombrosa de regeneración de miembros y órganos. Si le cortan una pata a un ejemplar, éste la regenera por completo.
Los protectores de animales no tienen ninguna crítica a la conservación de axolotls en acuarios, siempre y cuando quienes estén a cargo se informen debidamente sobre los modos y cuidados que requieren, por supuesto.
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Los axolotls viven hasta 16 años y llegan a medir 30 centímetros. Pueden vivir en acuarios a temperatura ambiente y sin fuertes corrientes.
El suelo donde se les coloca debe ser de granos finos para que las piedritas que traguen no les produzcan una obturación intestinal. Y aunque un hábitat creado para ellos puede tener decoración, lo que les importa en realidad es tener sitios donde esconderse. A menudo se ven acuarios muy bien iluminados, pero en realidad ellos buscan estar tranquilos y dormir durante el día en cuevas oscuras.
Pueden vivir en pareja o solos, les gusta alimentarse con larvas, lombrices, pescaditos o insectos. Los jóvenes pueden comer todos los días, pero los mayores sólo deberían ser alimentados unas dos veces por semana.
Con información de DPA