La protección a un paraíso subacuático en el océano Pacífico.
Extracto de la edición de octubre de la revista National Geographic en español.
Fotografías de Brian Skerry
«Si un extraterrestre tuviera un sólo día en la tierra y quisiera ver un arrecife de coral, le mostraría la Isla del Milenio», dice Enric Sala, explorador residente de National Geographic Society.
Lo que ese extraterrestre vería es una parte del que quizá sea el archipiélago más prístino del Pacífico: cinco pequeñas islas remotas llamadas Caroline (o del Milenio), Flint, Vostok, Malden y Starbuck, conocidas en conjunto como las islas de la Línea meridionales.
Las aguas alrededor de estas pequeñas motas de tierra, ubicadas entre 2,400 y 3,400 kilómetros al sur de Hawái, se cuentan entre los últimos lugares verdaderamente silvestres en un océano sobreexplotado.
Ahora la zona quedará protegida. El gobierno de Kiribati estableció recientemente una zona libre de pesca de 12 millas náuticas alrededor de cada isla, como parte de un esfuerzo a cargo de Sala, ecólogo marino, y el proyecto Mares Prístinos de National Geographic Society para documentar y conservar lo que resta de los ambientes marinos menos dañados del planeta.
La creación de una reserva marina en las islas de la Línea meridionales es algo que Sala ha esperado desde que dirigió una expedición a la región en 2009. «Estas islas nos ayudan a entender lo que significa ‘prístino» -comenta-. Desde cualquier perspectiva, densidad de coral, biomasa de peces, número de superdepredadores o biodiversidad, su historia ecológica es increíble».
Durante la expedición de 2009, los buzos pasaron más de 1,000 horas bajo el agua alrededor de las cinco islas. Lo que encontraron los dejó pasmados. En algunos arrecifes, los corales eran tan densos que cubrían 90% del lecho del mar, una cifra inmensa si se compara con el 5 o 10% que se encuentra en el Caribe.
Por todo el Pacífico, los saltos en la temperatura del agua causados por los eventos climáticos de El Niño han acabado con enormes cantidades de coral. Pero los arrecifes de las islas de la Línea no parecen afectados por el blanqueo o enfermedad alguna. «Sabíamos que esta región había sido muy golpeada por el calentamiento del océano, y esperábamos corales muertos, pero los arrecifes quedaron intactos», dice Sala.
Tiburones de punta negra, juretes de aleta azul y pargos de dos manchas se amontonan en un pasaje superficial hacia la laguna de la isla del Milenio. Superdepredadores como estos son factor determinante en los arrecifes de coral más sanos del planeta.
Los corales tienden a ser resistentes el lugares donde otros elementos también florecen. En partes de la laguna que se encuentra en la isla del Milenio, la densidad de almejas gigantes alcanza hasta 40 por metro cuadrado, una abundancia casi sin precedentes para criaturas muy codiciadas por su carne y sus conchas. «Las almejas gigantes han sido diezmadas en la mayoría de las lagunas de los atolones -afirma Sala-. En la laguna del Milenio los arrecifes están tapizados de almejas».
Pero las islas de la Línea meridionales no siempre han gozado de tan espléndido aislamiento. En los siglos XIX y XX, muchas fueron explotadas por recursos naturales como guano y cocos, y en 1957, el gobierno británico llevó a cabo pruebas nucleares atmosféricas cerca de la isla Malden.
En la imagen principal de este artículo: La isla Caroline
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