El imperio de los Tihuanaco, conocido como la «cultura madre» de América del Sur, enfrentó el abandono de sus ciudades y la desintegración de las comunidades agrícolas.
La civilización de los Tiahuanaco, también conocida como Tiwanaku, fue una cultura preincaica que floreció en los Andes centrales de América del Sur. Esta comunidad agrícola se asentó en la meseta del Collao, en lo que hoy es Bolivia, específicamente en la cuenca del lago Titicaca. Fundaron su capital, Tiwanaku, que se convirtió en el centro político, religioso y cultural de lo que se convirtió en un gran imperio. Además, establecieron una red de colonias y centros ceremoniales en las regiones circundantes.
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La cultura madre de América del Sur
El imperio Tiahuanaco se desarrolló entre los siglos VI y XI d.C. y su capital fue el centro más importante y desde allí irradió su influencia a un vasto territorio que comprendía el oeste de Bolivia, el suroeste de Perú y el norte de Argentina y Chile. A 70 kilómetros al oeste de La Paz y a 15 kilómetros de las orillas del lago Titicaca, el centro espiritual y político de la cultura Tiwanaku en Bolivia, aún guarda numerosos secretos.
Este sitio arqueológico es uno de los más importantes de América del Sur y muestra la grandeza y el ingenio de esta civilización. Tiwanaku estaba compuesto por imponentes estructuras de piedra, como la Puerta del Sol y el Monolito Bennett, que aún hoy en día impresionan a quienes lo visitan. Además, contaba con un avanzado sistema de canales de riego y una arquitectura urbana planificada.
«Con su monumental complejo de edificios y su localización a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, Tiwanaku es uno de los sitios arqueológicos más espectaculares de América del Sur. Ciudad prehispánica de los Andes, fue durante siglos capital de un vasto y poderoso imperio que debió su supremacía al uso innovador de materiales y técnicas nuevas para mejorar la producción agrícola y, con ella, incrementar su poder económico», destaca la UNESCO sobre el legado de esta civilización.
Desde el colapso del imperio en el siglo XIII, la ciudad capital sufrió una intensa depredación. Se convirtió en un imán para la búsqueda de tesoros escondidos, lo que resultó en la pérdida de valiosos testimonios. Además, numerosos documentos históricos demuestran que el sitio fue considerado una simple cantera para extraer materiales destinados a construcciones modernas.
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La desintegración del imperio Tiahuanaco
La civilización de Tiahuanaco sufrió una desintegración misteriosa hacia el siglo XI d.C. El tema es debatido entre los historiadores y se cree que factores como cambios climáticos, conflictos internos y presiones externas pudieron haber contribuido a su declive. A medida que Tiwanaku comenzó a debilitarse, otras culturas locales ocuparon su lugar.
«En el turbulento escenario que siguió a la desintegración del Imperio, con múltiples señoríos pugnando por territorios y recursos Tiwanaku pasó a ser también la Capital de un imperio en expansión, que comenzó a enviar colonos a las tierras bajas situadas a ambos lados de los Andes y a establecer enclaves comerciales en puntos distantes», señala una investigación sobre Tiwanaku. «Gradualmente, sin embargo, comenzó a declinar, hasta desintegrarse en algún momento del siglo XI DC, por circunstancias vinculadas a una desastrosa y larga sequía.
A pesar de su desaparición como un imperio unificado, la influencia cultural y religiosa persistió en la región. Muchas de sus tradiciones y creencias fueron adoptadas por las culturas posteriores, incluyendo la civilización incaica que emergió más tarde en la región andina. En la actualidad, los restos arqueológicos de Tiwanaku son Patrimonio Mundial de la UNESCO y continúan siendo objeto de estudio e investigación para comprender mejor el legado de esta civilización.
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