La arqueología suele desentrañar, entre muchas otras maravillas ancestrales, un montón de entierros humanos asombrosos y extraños
La tradición funeraria es importante desde tiempos ancestrales. Todas las civilizaciones antiguas tuvieron una relación importante con la muerte. Por ello, para los arqueólogos resulta relativamente común encontrar entierros humanos. Si bien algunos son increíblemente famosos como las pirámides o aquellos que guardan las iglesias, existen otros que suelen pasar algo más desapercibidos.
Decapitaciones vampíricas en Polonia
Hace relativamente poco (2013) obreros de Gliwice, Polonia, hicieron un descubrimiento, cuando menos, macabro. Se trata de un cementerio lleno de personas decapitadas. Sus cráneos fueron separados y puestos entre sus rodillas. La prensa las apodó «decapitaciones vampíricas» y Jacek Pierzak, el arqueólogo que excavó el sitio, señaló a Live Science que los restos datan del siglo XV o XVI.
La mujer del volcán en Perú
«Juanita», también conocida como la «Doncella de Hielo Inca», fue descubierta en 1995 en Ampato, un volcán del sur de Perú. Tenía un golpe grave en la cabeza. Además, vestía una túnica ceremonial y un tocado. Esto indicaría que murió siendo parte de un sacrificio. Falleció con aproximadamente 15 años en algún momento del siglo XV y eventualmente, se convirtió en una referencia de la tradición ritual inca.
La momia que grita en Egipto
Sin buscarlo, una familia campesina descubrió el cuerpo de un hombre gritando. Después de los análisis correspondientes se determinó que perteneció al príncipe Pentaur. Fue un hijo de Ramsés III (faraón entre 1184 y 1153 a.C) que intentó asesinar a su padre, posiblemente con éxito. Tras el asesinato, fue obligado a cometer un suicidio. A diferencia de otros miembros de la realeza, su cuerpo se momificó de forma natural.
El hombre que murió asfixiado en Dinamarca
El hombre de los cinco milenios en Italia
En 1991 en el Tirol del Sur, cerca de la frontera entre Italia y Austria, se descubrieron los restos congelados de un hombre milenario. Los arqueólogos le apodaron «Ötzi» y determinaron que tiene una antigüedad aproximada de 5.300 años. El cuerpo tenía una flecha atravesada y presentaba un corte profundo en su mano derecha. Entonces, esto podría indicar que murió luchando.