Cerbero era un monstruo protector en la mitología griega. Esta es su historia.
Muchas religiones o culturas de la historia se han encargado de diseñar al cielo y al infierno de distintas formas. Asimismo, existen cientos de figuras mitológicas o religiosas que forman parte importante de alguno de ellos. Por ejemplo, para la mitología griega un enorme perro feroz con tres cabezas llamado Cerbero protege las puertas del infierno dominado por Hades.
El peculiar aspecto de Cerbero lo ha posicionado como uno de los personajes mitológicos más populares. Si bien usualmente suele solo ser un perro de distintas razas con aspecto fiero, algunos escritores o artistas han imaginado otras apariencias igualmente descomunales. De acuerdo con Britannica, en el siglo VII a.C. el poeta Hesíodo lo describió con serpientes brotando de su cuello.
«Devoraba a cualquiera que intentara escapar del reino de Hades, el señor del inframundo, y rechazaba la entrada a los humanos vivo», menciona Britannica.
Si bien su apariencia es distinta según la fuente que lo describe, su propósoito siempre fue similar. Sin embargo, aunque fue diseñado para ser una criatura mitológica particularmente poderosa, no fue imbatible. Como cualquier otro buen personaje mitológico Cerbero carga consigo historias increíbles en las que represento un reto para algunos de los héroes griegos más reconocidos.
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Los relatos infernales
Definitivamente una de las historias más populares con Cerbero como protagonista es en la que se enfrentó con Heracles (Hércules para los romanos). Cuando el rey Euristeo le impuso al heroico semidios 12 complicadas tareas, tuvo que enfrentarse en la última al sabueso del infierno. Según la Enciclopedia de la Historia Mundial, Heracles logró abatirlo ahorcándolo y protegiéndose con la piel de león de Nemea.
«Después de presentar a Cerbero al rey, lo devolvió al Hades. Hércules fue el único héroe griego en derrotar físicamente a Cerbero», señala la Enciclopedia de la Historia Mundial.
Si bien solo Heracles logró derrotarlo, otros consiguieron engañarlo con relativa facilidad. Por ejemplo, una ninfa llamada Sinfe lo logró distraer con pasteles de miel para así poder salvar a su amante Eros consiguiendo la caja de Perséfone. Asimismo, el poeta Orfeo logró persuadirlo tocando su lira para así rescatar a su pareja Eurídice.
Finalmente, aunque disfrutara de los panecillos de miel y el etéreo sonido de una lira, Cerbero no pasó a la historia como un perro particularmente tierno. Ahora, el guardián del infierno ha logrado mantenerse entre las figuras más populares de la mitología griega. Esto no solo lo ha llevado a miles de representaciones artísticas distintas, sino también a la memoria colectiva moderna.
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