Una serpiente ancestral se abrió camino para crear las terrazas de las Pirámides de Palau. Hoy, están completamente recubiertas de tierra y pasto.
Para garantizar un espacio seguro y fértil en donde pudieran crecer las cosechas, una serpiente cósmica se abrió camino entre las colinas de Oceanía. Colosal y elegante, el reptil dejó a su paso una serie de terrazas con tierra rica, que los pobladores empezaron a usar para cultivar su propia comida. Ésta fue la creencia que sostuvo el origen de las Pirámides de Palau, en un archipiélago del Pacífico sur.
Aunque la tradición oral de Palau sugiere este nacimiento mitológico, un equipo de arqueólogos del Instituto de Investigación de Ecosistemas de la Universidad de Kiel (CAU) se propuso descubrir su verdadero origen. A partir de las excavaciones se han realizado hasta el momento, parece que encontraron una explicación: este proyecto mítico se construyó de generación en generación.
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Un esfuerzo heredado de padres a hijos
El CAU, en colaboración con la Comisión de Arqueología de Culturas No Europeas (KAAK) del Instituto Arqueológico Alemán (DAI), descubrió que «las formaciones de la tierra fueron creadas a mano durante generaciones«, según escriben en un comunicado. Parece ser que las Pirámides de Palau tuvieron una doble función.
El primero, como sustento alimenticio, ya que ahí mismo se cultivaban las cosechas. Simultáneamente, sin embargo, el espacio se utilizó como escenario de ritos funerarios. Los investigadores piensan que esta estructura bien podría datar del 500 a.C., y conserva influencias de los centros ceremoniales prehistóricos típicos de la región. El mejor ejemplo son los moáis, de la Isla de Pascua.
Equiparables a la grandeza de Niza y Mesoamérica
Según los investigadores, es posible que los pueblos de otras islas en el archipiélago oceánico migraran hacia Palau, hoy un país independiente. Por ello, con las excavaciones se han encontrado piezas cerámicas con las mismas características de civilizaciones aledañas.
Al respecto, el arqueólogo y líder del proyecto Andreas Mieth, explica que las Pirámides de Palau podrían ser equiparables a las de la Necrópolis de Giza y las civilizaciones mesoamericanas. La Dra. Annette Kühlem, coordinadora de investigación y líder de excavación, confirma que fue un esfuerzo que se heredó de mano en mano:
«Durante muchas generaciones, y con una cantidad de trabajo casi inimaginable, los trabajadores deben haber movido millones de toneladas de suelo. Un logro que solo podría ser posible en una sociedad políticamente bien organizada», explica la especialista.
Los investigadores piensan que los constructores de las Pirámides de Palau «apenas tenían herramientas disponibles para el trabajo«. Las estructuras están hechas principalmente de roca volcánica erosionada y materiales orgánicos, que sostienen la teoría de que también fungieron como terrazas agrarias en su momento de apogeo.
Pirámides de Palau: un espacio sagrado y agrario a la vez
Por los agujeros encontrados sobre las terrazas, los científicos piensan que el espacio se empleó para la horticultura extensiva, según detallan los especialistas. Hasta ahora, no se han encontrado indicios de erosión. Esto sugiere que «fue un trabajo técnicamente muy sostenible«.
Con el paso de los milenios, las estructuras piramidales en Palau quedaron completamente sepultadas por la vegetación. Sin embargo, las excavaciones han arrojado cráneos y otros restos humanos, que los investigadores utilizarán para extraer ADN. Sólo así, concluyen los especialistas, podrán conocer más sobre los ingenieros, chamanes y pobladores que habitaron este espacio sagrado.
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